Hoy pretendía publicar algo relacionado con la Unión Europea, la cohesión de los países miembros y demás chorradas. Pero en vista de que mis dos últimas entradas ya habrán saturado ese tema, creo que será conveniente variar un poco.

Tengo 17 años y este verano será la primera vez que trabaje, en el sentido estricto de la palabra (aunque sin sueldo). Evidentemente, me siento muy afortunado de poder empezar a hacer prácticas a una edad tan temprana e ilusionado, porque trabajar en la radio local, aunque sea haciendo fotocopias y repartiendo cafés, es una manera excelente de asomarme por primera vez al periodismo profesional. Pero dejemos a un lado mis aspiraciones de adolescente impetuoso. Mi pregunta es sencilla, ¿a alguien le  ha extrañado lo de sentirme afortunado por empezar las prácticas tan pronto? Imagino que no porque la media de edad de los becarios y estudiantes en practicas suele rondar los 20. En cuanto vislumbré la posibilidad de hacer prácticas tardé poco en dirigirme a la dirección de mi centro educativo para preguntar por programas de prácticas en empresas, algo que parece obvio encontrar en un instituto. La respuesta del director fue la misma que la del jefe de estudios. Ellos solo administraban las prácticas de estudiantes en ciclos formativos, es decir, a partir de 18 años. Les faltó darme una pelota y decirme que saliese a jugar al recreo.

Me parece un ejemplo impresionantemente bueno de cómo el sistema educativo repele cualquier tipo de iniciativa de sus alumnos para incorporarse al mundo laboral. Luego todos lloramos porque los estudiantes recién diplomados no dan un palo al agua y son incapaces de mantener un puesto de trabajo, indiferentemente de sus resultados en la clase. Me pregunto quién esgrimió el convincente argumento de que el trabajo es contraproducente para el desarrollo académico de los jóvenes. Me pregunto también quien decidió que tal iluminado llevaba razón. Y sobre todo me pregunto por qué hoy en día seguimos sin incentivar el aprendizaje laboral, por ejemplo, durante la Educación Secundaria Obligatoria.

Hace unas cuantas décadas no era tan extraño ver niños trabajando junto a sus familiares o adolescentes que compaginaban sus estudios con un empleo como aprendiz en cualquier taller. No me gusta compararnos con otras épocas (pasadas y muy enterradas) y no creo que sea muy buena idea tener a tu hijo de nueve años trabajando contigo en la fundición, o donde sea. Pero el sistema de aprendizaje me parece una base importantísima de la educación que se ha perdido. Entrenamos máquinas de aprobar exámenes y eso es lo que obtenemos. En realidad ni si quiera obtenemos eso porque las entrenamos francamente mal. 


Las portadas de los periódicos son unísonas. El resultado de las urnas griegas da un respiro a una Europa que contenía el aliento ante la posibilidad de una fragmentación de los países miembros. Acojonados estaban todos, bueno, estábamos. El partido conservador Nueva Democracia, bonito nombre, ha obtenido 129 diputados de los 150 necesarios para hacerse con la mayoría absoluta. Los radicales izquierdistas de SYRIZA consiguieron 71 diputados y los socialistas de PASOK 33. Los conservadores se verán obligados a aliarse con los socialistas para conseguir así la mayoría, pero éstos, contra todo pronóstico, nos sorprenden exigiendo que la izquierda radical entre también en la coalición. De esta forma se crearía un enorme y controvertido gobierno que difícilmente iba a conseguir cumplir las expectativas de Europa.

A las 9 de la noche de ayer el presidente del PASOK, Evangelos Venizelos, anunciaba esta insólita decisión. A primera vista parece que los socialistas no quieran entrar a formar parte de un gobierno puramente de derechas, sin duda preferirían encontrar un apoyo directo en sus compañeros más radicales. Sin embargo, Venizelos tiene claro que su exigencia es simplemente imposible, ni Nueva Democracia ni SYRIZA aceptarán tal proposición. ¿Por qué entonces se molesta Venizelos en marear más aún a la pobre perdiz? Porque está acorralado. O eso creo yo. El PASOK griego se verá inevitablemente obligado a aceptar la coalición con el partido conservador, lo que los pondrá mano a mano en el gobierno del país. Pero ese destino, aunque resulte sorprendente, no agrada mucho a los socialistas. Mientras SYRIZA se acomoda en la oposición, la coalición de Nueva Democracia y PASOK serán los responsables, a ojos de los votantes, de todas las medidas de austeridad que inevitablemente tendrán que imponer a la población si, como prometieron, pretenden cumplir con el plan europeo. Con el tiempo el gobierno de coalición se ira desgastando y quemando como les ha ocurrido a sus predecesores y a todos los gobiernos que han vivido durante este tiempo de crisis. Y al mismo tiempo SYRIZA se ira nutriendo de todos los votantes que, asqueados por las decisiones de su gobierno marioneta, acabarán uniéndose a ideologías más radicales. La historia siempre se repite.

Es natural que Venizelos le ponga pegas a su futura alianza, de igual modo es natural que SYRIZA no se derrumbe por no haber ganado esta vez. Personalmente, prefiero que Grecia continúe con su politiqueo partidista y que el grueso de los votos vaya rebotando de izquierda a derecha. Principalmente porque la alternativa se llama Amanecer Dorado y en un país tan joven como Grecia estos radicales, extremistas, fundamentalistas e hijos de sus respectivas progenitoras representan una amenaza mucho más notoria que en otros países de la UE. 


Es cuanto menos curioso el matiz que toman las palabras dependiendo del contexto en el que se utilizan. Rescate es una palabra de raíces etimológicas un tanto confusas y que con frecuencia ha provocado debates entre los doctores de la lingüística, debido a su similitud y relación con el término “redención”. No obstante, jamás ha existido debate en cuanto a su significado. Durante toda la Historia rescatar se ha considerado la acción de recuperar mediante la fuerza o la transacción económica algo o alguien que había acabado en manos ajenas. En la cultura grecolatina el término se utilizaba cuando se pagaba por un esclavo o sirviente que no te pertenecía, con la distinción de que, una vez rescatado, a dicho individuo se le concedía la libertad y no se cargaba de deuda alguna hacia su rescatador.

Por fortuna hoy en día este significado ha quedado obsoleto y ya no es necesario librar de la esclavitud a nadie. De igual modo el término ha evolucionado y la cláusula que prometía la libertad del individuo ya no está tan clara. Claro que todo depende del contexto, no es lo mismo rescatar a un grupo de mineros que ha quedado sepultado bajo el suelo de una cantera chilena que hacerlo con la tambaleante economía de un país, que ha quedado sepultada bajo un tipo de interés casi tan alto como su prima de riesgo. En el segundo caso el rescate ya no es un rescate, porque de libertad ni hablamos, es una especie de cosa, que por falta de términos algunos han llamado “ayuda financiera” o “colchón sin condicionalidad macroeconómica” (éste último me encanta) y que yo, en un alarde de imaginación, voy a llamar “chupi-préstamo”.

No sé si todos tenemos claro lo que es un rescate, perdón, un chupi-préstamo. Por si acaso lo explico, básicamente como me lo explicaron a mí. Como todos sabemos, los Estados financian sus servicios públicos (y otras cosas) mediante la recaudación de impuestos. Sin embargo, ciertos acontecimientos propician que el gasto público muchas veces superé al dinero recaudado, lo que lleva al Estado a buscar fuentes de ingresos alternativas para pagar sus gastos y volver a poner el contador en positivo. Aunque parezca mentira, la forma más noble de conseguir esto es pidiendo un préstamo a los mercados financieros. Pero el préstamo no se le pide a cualquiera, los inversores saben que endeudar a un Estado puede resultar muy muy rentable, por lo que el Estado organiza una subasta y adjudica su deuda al inversor que ofrezca el tipo de interés más bajo. A esto se le conoce como emisión de deuda. Evidentemente, cuanto más firme sea la economía de un Estado mayor confianza tendrán los inversores y menor será el interés de la deuda. De ahí que España no obtenga un tipo de interés que baje del 6,4% y que los alemanes disfruten de un merecido 1,2%. El chupi-préstamo se produce cuando los préstamos corrientes tienen un interés tan exagerado que no tendría sentido emitir deuda, puesto que sería físicamente imposible su devolución. Un préstamo se vuelve insostenible más o menos cuando el interés supera el 7%, cifra en la que se produjeron los chupi-préstamos de Grecia, Irlanda y Portugal. Cuando se llega a esta situación, el Estado se ve obligado a pedir ayuda a las instituciones internacionales, como el FMI (Fondo Monetario Internacional), el EFSF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) o el EFSM (Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera). Éstos valorarán la situación del país y emitirán un informe con las necesidades financieras más acuciantes y la inyección de capital necesaria. La capacidad de préstamo de estas instituciones suma 750.000 millones de euros en total.

¿Dónde está el chupi-truco? Los préstamos de los mercados solo tienen el inconveniente de los intereses y el tiempo límite de devolución. Sin embargo los chupi-préstamos tienen otras características. No hay ningún tipo de interés, eso es bueno, pero el dinero no llega como un préstamo cualquiera. La institución que lo regula establece una serie de condiciones que el Gobierno del país en cuestión deberá cumplir si quiere seguir recibiendo el dinero que necesita. Es decir, el “rescate” toma ahora ciertos matices de chantaje, “o haces lo que te decimos o te cortamos el grifo y tu país se va a la mierda”. Claro que eso no tiene mucho sentido, porque si nuestro país se va a la mierda, nos llevamos al resto por delante.

Ante esta perspectiva la pregunta es obvia, ¿no existe ninguna otra forma de librarse de la deuda sin recurrir a la caridad de las naciones vecinas? La respuesta es sí. Los Estados, a diferencia de los individuos, pueden simplemente negarse a pagar la deuda, lo que se conoce como default. Por supuesto, esto hace desaparecer todos los problemas económicos de un plumazo, pero a cambio nos condenamos a una economía mínima y apartada de toda interacción internacional. Eso sin nombrar el desastre económico que se provocaría en los mercados extranjeros. Un default español (o griego) arruinaría la economía del resto de Europa puesto que se cancelaría el pago de cientos de millones de euros de deuda pública. Aparte, por supuesto, nos veríamos obligados a responder de tal decisión ante el resto de naciones, cabreadas y sedientas de sangre, lo cual echaría por tierra nuestras relaciones diplomáticas.

El rescate, después de haber contemplado atónito la ineptitud del gobierno para resolver nuestros problemas internos, no me parece una alternativa tan mala. Aunque necesitaría otro artículo para explicar los inconvenientes de ser intervenidos, que son muchos, como por ejemplo la pérdida (relativa) de la soberanía del país.


Ha pasado más tiempo del que me gustaría desde que publiqué mi última entrada. Si no me falla la memoria, que lo hace y constantemente, creo que fue un artículo sobre cierto paquidermo muerto a manos de cierto monarca español. Ha llovido mucho desde entonces, ¿no? Nada me hubiese gustado más que haber estado aquí para dar mi humilde opinión sobre todos las buenas y malas nuevas que han llenado las portadas de los periódicos en este tiempo. Pero tranquilos, no estoy muy deprimido. Me he dado cuenta de que en este bello mundo en el que vivimos no pasa un día sin tener algo nuevo que contar, algo sobre lo que reflexionar o, simplemente, algo de lo que quejarse.

A las puertas de un verano que se presenta cuanto menos apetitoso me enorgullece e ilusiona anunciaros que, otra vez, Nukeblog y mi cabecita están en funcionamiento. Espero sinceramente que esta pausa en mi actividad no me haya supuesto una pérdida muy grave de lectores. Básicamente porque creo que mi número de lectores es ya prácticamente indivisible.

En este plácido periodo estival espero poner en marcha algunos proyectos que repercutirán sin duda en este blog. Planeo un cambio de diseño (ya va siendo hora de empollarme algún manual de diseño web), también pretendo escribir para algún otro medio digital aparte de mi blog personal y, por supuesto, espero estar más activo en Nukeblog y escribir más asiduamente.

De nuevo, bienvenidos a Nukeblog.


Soy antimonárquico. Para qué voy a andarme por las ramas en este tema. Y lo siento por los férreos defensores de la corona, pero la Monarquía Española no tiene defensa posible. Es inconcebible que en una democracia se le dé tal situación de privilegio a una sola familia por el mero hecho de pertenecer a una línea de sangre en particular. No tiene sentido. Y no lo digo por el dinero que nos cuesta mantener su nivel de vida, ni por lo buenos o lo malvados que sean los miembros de su familia, ni siquiera lo digo por el número de elefantes por corona. Si pienso lo que pienso es porque se trata de una incongruencia social y política en la España actual. Se ha luchado mucho por conseguir un ideal de libertad que ahora se ve truncado por una sola profesión, la de Rey. Si yo quiero, puedo ser cualquier cosa. Si me da por ser médico, puedo estudiar medicina e intentar lograrlo. De igual modo si me da por ser fontanero. O periodista. Puedo ser lo que me plazca si me esfuerzo en ello. (Al menos en la teoría) En nuestro país hemos establecido un sistema por el cual una chica de etnia gitana de las afueras de Madrid puede llegar a ser presidenta de España si se lo propone. Desgraciadamente no es tan sencillo, pero al menos hemos conseguido que no haya ningún órgano jurídico que pueda impedírselo. Sin embargo, si yo o mi amiga gitana queremos ser rey (o reina en su caso), no podemos. Por la sencilla razón de haber salido de la vagina equivocada. Y eso, de donde yo vengo, es un atentado a la igualdad.

Pero me temo que esta cuestión ética no es lo que ha levantado a la opinión pública contra la Casa Real. No, lo que ha suscitado esta indignación generalizada y repentina han sido los incontables errores que los miembros de la primera familia española han ido encadenando desde hace un año aproximadamente. Lo cual me lleva a pensar que de haberse comportado como es debido a nadie le habría importado la hipocresía que supone mantener los privilegios hereditarios en una democracia. Es triste, pero ha sido necesaria la muerte de unos cuantos ejemplares de fauna sudafricana y su posterior fotografía junto a nuestro monarca para que la opinión pública acabase de escandalizarse por los despropósitos continuos de la corona y su ambiente. Se ve que pueden robarnos, pueden dispararse entre ellos, pueden triplicar misteriosamente el dinero que les damos, pueden fugarse del país como alma que lleva el diablo en cuanto divisan algún problema pero, ¡por Dios! ¡Que no nos toquen a los paquidermos!

La Casa Real y la Monarquía tienen los días contados inevitablemente. Es una institución insostenible que fue la mejor alternativa en su momento, pero que se ha convertido en una rémora para las libertades españolas en general. No porque incida sobre ellas, sino porque las desprestigia.

Tengo mucho más que ladrar acerca de la monarquía y ni qué decir de lo que tengo reservado para el Rey. Pero mis neuronas no dan para más esta noche y me temo que tendré que dejarme varias ideas en el tintero a la espera de un segundo artículo que, con suerte, publicaré mañana. Buenas noches. 


Si en alguna ocasión os habéis molestado en leerme y alegrar un poco mi contador de visitas, cosa que os agradezco, es probable que me hayáis visto despotricar contra el derroche, la mala gestión y, por supuesto, la podredumbre típica de las administraciones españolas. No obstante, mi evidente falta de experiencia no me había permitido examinar más de cerca los detalles de este problema, a mi juicio importante, y percatarme de lo sencillo que resulta encontrarse con estas situaciones. Hace ya unos días asistí por motivos académicos a una serie de conferencias comprendidas bajo el título de Paseo Project. En este evento se citaron grandes figuras actuales del diseño de infraestructuras y la tecnología aplicada al urbanismo, con el fin de presentar sus respectivos proyectos y dar a conocer la importancia de su labor, tanto artística como práctica. Durante aproximadamente cuatro horas escuchamos sus respectivos monólogos, con un inglés germanizado en algunos casos, y observamos sus proyecciones para hacernos una idea del calibre de los proyectos que nos estaban presentando. Tengo que reconocer que, en general, sus discursos estaban muy elaborados y pudimos presenciar un verdadero alarde de dialéctica. La conferencia de la mañana terminó y, mientras los desarrolladores del proyecto se regocijaban en el éxito de éste, yo saqué mis propias conclusiones y comencé a gestar la idea de un nuevo artículo.

El mundo del arte es algo que me fascina profundamente y considero que la preservación y el progreso de la cultura es uno de las labores más sagradas de cualquier sociedad humana que se precie. Pero, además de esto, creo que sé diferenciar el “arte por el arte”, la verdadera expresión creativa, del resto de usos que se le da a la creatividad humana, muchos de ellos de cuestionable validez ética. En varias ocasiones he denunciado en este blog la proliferación de centros de cultura, eventos artísticos, estadios deportivos y demás alardes de la megalomanía de ciertos dirigentes políticos. Y es que la cultura ha sido la excusa perfecta para infinidad de gobiernos que buscaban lavar su imagen de cara al público y, de paso, atraer hacia su ciudad los dos únicos tipos de economía que en España habían sido rentables hasta el 2008, el turismo y la construcción. Tengo la suerte o la desgracia, según como se mire, de vivir en una ciudad que, aunque cogió con algo de tardanza la ola del derroche español, ha sido la ostentosa receptora de cientos de proyectos culturales de proporciones titánicas, como la ambiguamente famosa Expo del Agua. Más o menos, Aragón fue la última comunidad española en apuntarse al despilfarro indiscriminado, pero cuando lo hizo no reparó en gastos. Y cuatro años más tarde aún seguimos pagando el inmenso e inservible legado del tiempo en que nuestra bonanza económica nos hizo creer que podíamos construir la Pirámide de Keops o el Arco del Triunfo y luego, además, hacerlo rentable.

Volviendo al tema que me ocupa. Durante la intervención de los conferenciantes españoles (ya que poco tengo que decir de lo que hagan los extranjeros en sus respectivas ciudades) me percaté de que lo que me estaban presentando chocaba de pleno con muchos de mis principios. Me parece maravillosa la labor artística de estos personajes, pero cuando el dinero y la administración pública entran en juego el tema cobra un inusitado interés para mí. En primer lugar, nos hablaron del Centro de Arte y Tecnología, un espacio dedicado a la creatividad y las nuevas tecnologías y orientado hacia los creadores de diseño gráfico y artes audiovisuales. Un proyecto que, para ser francos, a mi me apasiona. Por si a alguien le interesa éste es el folleto informativo del Centro de Arte y Tecnología.


Realmente suena muy bien, un verdadero sueño, sería genial pasar la tarde en ese edificio, ¿verdad? Pues la broma cuesta más de 21 millones de euros que, en su inmensa mayoría, han salido de las arcas públicas y que, por supuesto, no han sido abonados todavía sino que se suman a la ya considerable cifra de deuda pública. Se trata de un gran proyecto de construcción que cuenta con varios edificios y un espacio de 16.000 m2 (según la información del Ayuntamiento) que lleva en proceso desde 2010, aunque extraoficialmente el proyecto es más antiguo y había sido refrenado por falta de fondos. Por otra parte las cuentas del Ayuntamiento sobre éste y otros edificios por el estilo son totalmente opacas, prima la falta de información y de la poca que cae del cuentagotas del Consistorio solo se puede deducir que se esta invirtiendo mucho esfuerzo y dinero en levantar este proyecto. Sabiendo esto no cabe sino preguntarse si se trata realmente de una necesidad, de una idea rentable o de un verdadero estímulo cultural. En Zaragoza apenas hay demanda de esta clase de espacios y estamos gastando millones (gastando hipotéticamente porque todavía no se ha pagado nada ni se ha comenzado a producir) en el proyecto urbano de Milla Digital, al que pertenece el CAT y tantos otros, y del que apenas hay información. Sus desarrolladores aseguran que es necesario seguir adelante con él para perfilar su orientación al público pero apenas hay información veraz sobre éste y todo lo que se nos dice a la ciudadanía son vagas descripciones con cantidad de palabras bonitas, que denotan no tener un significado real.

También nos hablaron, entre muchos otros proyectos, del Pabellón Digital del Agua. Para quien lo desconozca este edificio se inauguró poco después de la Expo del Agua de 2008 y es una verdadera obra de arte de la arquitectura. Se basa en un pequeño espacio abierto bordeado por cuatro cortinas de agua que alteran el ritmo de su caída con el fin de representar formas o caracteres. Resulta bastante impresionante (aunque personalmente no me parece toda una disciplina artística digna de reverencia como piensan algunos) pero al igual que el proyecto anterior, este edificio es un verdadero despropósito. Más de 4 millones de euros fueron gastados en un espacio de unos 50 m2, si llega, que apenas ha realizado 20 espectáculos para los que fue diseñado desde su inauguración. Por no hablar de que se mantiene en continuo funcionamiento durante todo el día con el importante gasto de agua que eso acarrea, irónico si tenemos en cuenta que se construyó como tributo a la Expo del Agua.



Podría poner muchos más ejemplos del titánico despilfarro que se produjo antes de la crisis y del que inexplicablemente aun seguimos encontrando ejemplos. Pero creo que ha quedado clara mi intención con este artículo. El gasto en cultura debe ser consecuente con la situación actual, si bien no trato de restarle importancia frente a otras vías de escape del gasto público. Tan solo me pregunto porque se recortan derechos básicos como la sanidad o la educación y al mismo tiempo se invierten millones en proyectos futuristas y fuera de nuestras posibilidades. 


Nuestro objetivo es un déficit del 5,3%. O más bien es el objetivo que Bruselas tiene para nosotros. Tenemos que reducir nuestro déficit presupuestario hasta esa cifra si queremos que en algún momento de nuestro futuro alguien pueda gritar “¡Tierra a la vista!” después de años de tempestuosa crisis. Para lograrlo, hay dos vías evidentes que había que tomar. Primero la reducción del gasto, al menos 13.400 millones de euros deberán ser recortados del gasto público. Y en segundo lugar un aumento de los ingresos en aproximadamente 12.300 millones. Con esas dos cifras, y si nada va mal, habríamos conseguido alcanzar nuestro objetivo de déficit y tener contentos a los sillones de Bruselas. Pero obviamente, la meta es lo más fácil de clarificar, lo interesante de verdad son los medios que se ponen para alcanzarla.

Creo que de recortes, reducciones presupuestarias, ahorro extremo y de sus efectos sociales ya he hablado suficiente en este blog. Y al fin y al cabo, los sindicatos ya se han pronunciado, también la ciudadanía, y la decisión del Gobierno es férrea, los recortes deben ser llevados acabo por imperativo. No estoy de acuerdo, pero no os voy a dar más la brasa sobre este tema. En este artículo me he interesado por la segunda vía de ataque del Gobierno, el aumento de los ingresos. No hay que ser un genio para percatarse de que la inmensa fuente de ingresos que utilizan los Estados para financiarse son los impuestos. En primer lugar, el PP piensa recaudar unos 5.350 millones de euros adicionales aumentando el impuesto sobre sociedades. También de gran importancia es el IRPF, que ya había sido elevado antes de que los presupuestos saliesen a la luz y que proporcionará más de 4.000 millones de euros a las arcas del Estado. Impuestos sobre el tabaco y otros productos, y las nuevas tasas jurisdiccionales nos aseguran casi 400 millones más. Algunas de estas medidas son duras y aunque no lo sean seguro que no agradan a nadie, no obstante quizá os hayáis percatado de que todos esos millones no suman el objetivo de 12.300 marcado por el Gobierno. Me he dejado los últimos 2.500 millones (más o menos) para la medida que más gracia y más feliz me hace. Estoy siendo irónico.

El Gobierno piensa recaudar esa última cifra mediante la amnistía fiscal. Para quien desconozca el término, la amnistía fiscal o tributaria consiste básicamente en el perdón de ciertas irregularidades económicas con el fin de obtener unos beneficios públicos. A mi entender, es la rendición de la democracia a la delincuencia. Hacer la vista gorda a la corrupción y dejar que una parte de la economía sumergida aflore a la superficie generando unos ingresos antes prohibidos y muy jugosos, pero que no son ni una tercera parte de lo que se llevan los “malos” gracias a esta jugada del Gobierno. El plan es hacer salir a la superficie hasta 25.000 millones de euros en dinero negro, de los cuales tan solo 2.500 irán a parar a las arcas públicas. Pero no es la cuestión económica lo que me preocupa, sino la ética. Sin duda es más fácil intentar regularizar la corrupción y sacar tajada que seguir luchando contra ella, es más fácil traicionar a la Constitución (de la que no soy amigo, pero para algo está) que intentar hacer las cosas como es correcto por una vez, y por supuesto que es más fácil apostar por el beneficio a corto plazo, como siempre. Y pensar en el dinero que nos va a dar en menos de un año y no en las consecuencias terribles que una decisión tan falta de ética nos acarreará cuando el PP ya no esté en la Moncloa. Yo no creo que en este país seamos todos avariciosos y corruptos, simplemente creo que somos tontos.


La huelga termina, cada cual vuelve a su casa y saca las conclusiones que le da la gana. En estos tres días todavía no he conseguido encontrar un amable samaritano que me aclare cómo fue la huelga realmente. Cada cual tiene su propia opinión sobre los resultados de la huelga. La patronal tiene claro que ésta ha fracasado estrepitosamente y no servirá para nada, ni ahora ni en un futuro próximo. Diametralmente opuestos tenemos a los sindicatos que con férrea convicción aseguran que la huelga ha sido un éxito de proporciones históricas. Y mientras tanto, inmutables al 29 de Marzo, tanto el Gobierno como los ciudadanos siguen cada uno a lo suyo. La dirección del Gobierno no ha variado lo más mínimo y las reformas presupuestarias siguen su curso impasibles a los berrinches sindicales. Más del 85 por ciento de los trabajadores sigue haciendo eso exactamente, trabajar, con una actitud de neutralidad respecto a lo que el 15 por ciento restante, los que si han ido a la huelga y están protegidos por un sindicato, reivindican con indignación.

¿Cuáles han sido los verdaderos efectos de este parón productivo? Al parecer, los efectos políticos han sido prácticamente nulos, por lo que deberíamos deducir que la huelga ha tenido unos resultados negativos, puesto que ha puesto en peligro la economía y no ha alcanzado el objetivo que se proponía. El Ministerio de Economía alemán achaca estos resultados a la falta de apoyo con que contaba la huelga, y asegura que se necesitarán mucho más que unos cientos de piquetes cabreados para frenar a Rajoy en su obcecación. Pero, ¿de verás creían los sindicatos que esta huelga iba a cambiar algo? Teniendo en cuenta lo que Rajoy se juega con los nuevos presupuestos es obvio que siga adelante aún con el total rechazo de los sindicatos. Para el presidente, y los que le rodean, su legislatura es una carrera contrarreloj. Tuvo el tiempo justo para pensar en una estrategia económica lo más rápida y eficaz posible, ha sido apremiado por la UE para presentar los nuevos presupuestos y asumir el objetivo de déficit y, por supuesto, desde el principio contó con el rechazo incondicional de los sindicatos, quienes  ni siquiera le han dado cien días de cortesía (claro que no hubieran servido de mucho). Ya se la jugó demasiado, y perdió, al retrasar la presentación de los nuevos presupuestos con el fin de no perjudicar la campaña electoral de Arenas en Andalucía, gesto que le ha servido de más bien poco teniendo en cuenta los resultados de las urnas.

Rajoy se lo juega a una carta, pero esto ya lo sabía el día en que fue nombrado presidente. Si su política falla no solo se habrán diezmado los derechos laborales sino que además ese sacrificio no habrá servido para nada y nos encontraremos a merced de las decisiones de la UE. No obstante, si aciertan, muchas personas tendrán que taparse la boca y por una vez el Partido Popular tendrá motivos para mostrarse orgulloso. No simpatizo lo más mínimo con este partido político, eso lo sabe cualquiera que haya leído más de dos veces este blog, pero eso no me parece motivo suficiente para oponerme radicalmente a todas sus decisiones y no dar un voto de confianza a aquellos que han sido elegidos por la gran mayoría de los votantes españoles, sea de derechas o de izquierdas. Sindicatos, aplicaos el cuento.



Aunque el artículo inmediatamente anterior a éste prueba mi tendencia a la esperanza ciega, de vez en cuando me veo obligado a poner las cartas sobre la mesa y reflexionar sobre un tema hasta darle la vuelta por completo o reafirmarme en lo que pienso. En este caso quizá no se trate de una inversión completa, pero tengo claro que mi concepción de la Ley de Transparencia ha sufrido cambios interesantes en estos dos días.

Quizá fui ingenuo al plantearme esta ley como una mera reforma estética, que pretendía mejorar la imagen externa de la política, o al menos del PP. Ahora tengo claro que se trata de una estrategia mucho más compleja y premeditada, inteligente incluso. La ley en sí no soluciona ninguno de los problemas que preocupan a la ciudadanía, la corrupción tiene vía libre al igual que la ha tenido siempre. Mucho más curiosa es la absoluta opacidad de una ley que lleva la transparencia como estandarte, como viene siendo costumbre el Partido Popular mantiene todos sus planes bajo llave y suelta la información con cuentagotas y en la medida precisa. No obstante se pueden inducir ciertas conclusiones. Personalmente, me he fijado en un detalle que me ha suscitado una cierta sospecha.

 La Agencia Estatal de Transparencia (nombre que parece sacado de una novela de George Orwell) es la encargada de recibir las reclamaciones, denuncias y recursos de la población sobre las imperfecciones administrativas que se detecten en cualquier tipo de organismo público. Por decirlo de alguna forma, es el juez y policía por el que tienen que pasar todos los casos amparados en la Ley de Transparencia. Pues bien, esta organización no tiene el deber, ni ético ni lícito, de dar la más mínima explicación sobre sus decisiones. Se masca la tragedia, ¿verdad? No es difícil imaginarse la escena: Una mujer acude a la Agencia de Transparencia y denuncia con vehemencia y algo exasperada lo que ella considera un caso inequívoco de corrupción administrativa. No obstante, el funcionario de turno que recoge la declaración conoce a uno de los implicados en el caso que la señora acaba de denunciar. El hombrecillo, muy amigo de sus amigos y muy poco de la decencia, coge el móvil antes incluso de que la mujer salga por la puerta y pone sobre aviso a su colega de la facultad (o de lo que sea) y le advierte de que él y sus tejemanejes corren peligro. El colega, que de pronto ha adquirido un tono de piel blanquecino, se apresura en hablar con su jefe, un hombre de política, convencido de sus ideas, amante de su familia y coleccionista de Rolex amateur, no se inmuta lo más mínimo y hace alarde ante su subordinado de tener la situación bajo control. Un par de llamadas, cuánto hace que no nos vemos, a ver si nos tomamos una cerveza algún día, qué tal la familia, a ver si me puedes hacer un favorcillo… y listo. La Agencia Estatal de Transparencia lleva a cabo una investigación en profundidad del caso, se elabora un informe con todos los detalles y se dictamina que tal acusación se trataba de una falsa alarma. Y tranquilos, la Agencia Estatal de Transparencia, o para cogerle cariño la AET, no tiene la más mínima intención de dejar escapar algo de información sobre este caso y lo peor es que tampoco tiene la obligación de hacerlo. De modo que la pobre señora, que con indignación había recurrido al “defensor del pueblo” se encuentra un día con una notificación en su buzón que le dice, con infinitos eufemismos, que es una mentirosa.

En fin. Es probable que penséis que con este artículo he dejado volar mi imaginación… desgraciadamente no lo he hecho, no mucho al menos. Esta historia es el esquema básico de por qué más de la mitad de los casos de corrupción en España no llega a los tribunales. Más me gustaría a mi poder dejar volar mi imaginación con este tema.


Ley de Transparencia. Si, suena bien. Al menos el nombre lo han clavado. El Gobierno piensa hacer con esta propuesta de ley algo que sorprendentemente no se había hecho en casi 40 años de democracia española. La Ley de Transparencia será sometida a “trámite de audiencia pública” o, lo que es lo mismo, se les pedirá a los ciudadanos que colaboren en su redacción directamente, mediante sugerencias, opiniones y votaciones, antes de ser oficialmente implantada. Algo similar a un brainstorming a lo bestia. Para este humilde bloguero esta idea no debería ser un caso aislado. La intervención directa de los ciudadanos en la redacción de las leyes que más tarde tendrán el deber de acatar. No se me ocurre una forma mejor de recordar a los ciudadanos su condición política dentro de una democracia, algo que parece haberse olvidado a fuerza de golpes y desengaños. No me canso de repetirlo, lo siento, en una democracia todos somos políticos. La idea de someter la Ley a la audiencia ciudadana me parece mejor idea que la propia Ley de Transparencia en sí, aunque no voy a hablar de eso hoy.

La Ley de Transparencia es un proyecto con luces y sombras. Sin duda me parece una magnífica idea para lavar la imagen de la “clase política” de cara a la opinión pública. No servirá de mucho si no se utiliza correctamente, y en este punto caben dos posibilidades. La primera y la más obvia es pensar que este nuevo proyecto no se trata más que de una estrategia barata para recuperar una confianza perdida lo más rápidamente posible, por decirlo de alguna forma, un maquillaje. La segunda opción, y un tanto más onírica, es que el Gobierno se haya planteado seriamente la repercusión de una imagen tan poco positiva de la política. Corrupción, derroche, prevaricación, demagogia y un largo etcétera de adjetivos nada halagüeños. Con todo ese bagaje de cualidades peyorativas es obvio que la opinión pública, que será tonta pero no ciega, se replantee las razones que justifican la permanencia en el poder de un colectivo tan absolutamente podrido. Es de esperar, entonces, que el gobierno de turno que vea ante si una larga legislatura no tenga la intención de pasar los cuatro años siguientes entre la espada y la pared, en continuo enfrentamiento con el pueblo. De ser así, deduzco que Rajoy habrá ponderado las opciones y, como persona con dos dedos de frente que es, se habrá decantado por comenzar un proyecto coyuntural que pretenda reconducir la imagen política a aguas más tranquilas, empezando por las raíces del problema. Repito que esto es más bien una vaga esperanza.

De cualquier modo, sea una posibilidad u otra la real, creo que esta Ley de Transparencia no es más que una estrategia preventiva. No se trata de una ley que vaya a restructurar los cimientos de la jerarquía política ni a combatir la corrupción a capa y espada. Aunque no conozco el texto íntegro de la ley, con los detalles que hasta ahora se nos han proporcionado ya puedo asegurar que esta ley no conseguirá erradicar, quizá si diezmar, la corrupción de las administraciones españolas. Me temo entonces que se trata de un intento por demostrar a los ciudadanos que, al menos por parte del Gobierno, existe una cierta predisposición hacia el cambio. Una forma de ganarse de nuevo una confianza perdida y que ahora necesitan para volver a la senda correcta. Probablemente sea demasiado subjetivo y soñador con esto. No me llaméis iluso por que tenga una ilusión.



Responsable del Govern Balear entre los años 1996-1999 y 2003-2007, ministro de Medio Ambiente desde el 2000 hasta 2003, político megalómano por excelencia, conocido por ser uno de los presidentes autonómicos más propicios al derroche indiscriminado y, hoy, imputado por un caso de corrupción que ha servido como noticia recurrente de todos los telediarios de España. Jaume Matas es un hombre de mirada cansada, arrugas en la frente y cejas alicaídas, que parece más acostumbrado a mirarse los pies que lo que tiene delante. Y no sé si lo finge por consejo de su abogado, pero tiene una actitud roedora que dan ganas de darle una galleta o meterle en una rueda para que se entretenga.

Por mucha pena que nos dé  este personaje y aunque se nos encoja el corazón cuando lo veamos echando una mirada asustadiza y endeble a la cámara, a pesar de ello, debemos recordar que Jaume Matas está imputado en uno de los casos de corrupción que más ha salpicado en la historia de la democracia. La sentencia que acaba de ser anunciada le condena a pasar 6 años y un día a la sombra, se ve que el juez no es amigo de los redondeos. Y no solo eso, Matas tiene que asistir a una quincena de piezas más, que constituyen cada una un delito distinto por los que tendrá que rendir cuentas.

La sentencia del Tribunal todavía no es firme y la defensa de Matas pretende interponer un recurso de casación, me pregunto si no se cansará el pobre abogado (Antonio Alberca) de recurrir cada una de las sentencias que dicte el tribunal, son unas cuantas. De cualquier modo, el letrado tiene la firme intención de recurrir la primera sentencia de su cliente y también pretende evitar su estancia en prisión lo máximo posible hasta que la sentencia se imponga. Para conseguir esto alega, simplemente, que Matas no representa el más mínimo peligro de fuga por lo que es suficiente mantenerlo confinado en su domicilio sin necesidad de enviarlo a prisión. Aunque es probable que se le conceda esta indulgencia no creo, en absoluto, que el recurso vaya a conseguir nada, la sentencia seguirá su curso, y aun en el caso de que no fuese así a Jaume Matas le quedan numerosos juicios a los que asistir y, por desgracia para él, no cuenta con muchas bazas en ninguno.

Este caso ha levantado muchas ampollas y polémicas ya que se ha tragado a personajes tan conocidos como Iñaki Urdangarín o el propio Jaume Matas. Es un caso peliagudo de tratar, tanto por la parte de la defensa como la acusación. Muchas personas creen, sin embargo, que el expresidente no llegará a cumplir la condena íntegra, y tiene razones para creerlo. Se han dado muchas ocasiones en las que el imputado ha salido airoso del caso de corrupción en el que se encontraba inmerso, lo más gracioso del chiste es que en todos estos casos el acusado era un político de cierto renombre y, como buen político, con buenas relaciones. No obstante, resulta difícil de creer que Matas pueda librarse de cumplir la condena después de haber revolucionado los televisores de todos los hogares españoles y haber sido la última moda de todos las portadas de periódicos. Si el PP intercediese en la condena, ni que decir de un indulto, una masa de ciudadanos enfurecidos se les echaría a la yugular. No creo que el pobre señor Matas consiga salir de la trampa para ratones en la que el mismo se metió por un poquito más de queso.


Puedo contar con los dedos de la mano las pocas veces que he estado por completo de acuerdo con las palabras de Ignacio Escolar. Periodista español de considerable reputación pero cuyo nombre siempre va ligado a la misma connotación: “rojo”. Y no es para menos. Fundador y columnista de Público, ocasional firma en Estrella Digital, colaborador de la Ventana, en Cadena SER. Su historial te avisa de antemano para que leas todo lo que escribe con cautela, sabiendo que en cualquier momento soltará algún mordisco dialéctico al “equipo contrario”. No obstante, considero que Escolar defiende su postura de una forma realmente respetable y, aunque de vez en cuando  roce la subjetividad, suele ceñirse a la realidad y no mentir, quizá ocultar la verdad, pero no mentir.

Dicho esto, creo que puede resultar interesante el nuevo artículo que Ignacio Escolar publicó hace poco en su blog. Trata sobre la sanidad española. Puede servir como respuesta a la horda de gente convencida de que el modelo sanitario español es insostenible para nuestra economía. Los recortes en sanidad son de las pocas medidas de la era Rajoy que realmente me han molestado. Básicamente porque no lo entiendo. Hay cientos de agujeros en los que se derrocha el dinero y tienen muchísima menos utilidad que la sanidad. Los populares pueden ser muchas cosas, pero no creo que sean tontos (aunque esto lo digo sin mucho convencimiento), y me resulta sospechoso esta obsesión por privatizar un servicio público totalmente eficiente de por sí e imponer un copago para financiarlo, siendo que se caracteriza por ser de los más baratos de Europa. 





Tras mi letargo estudiantil de estas últimas semanas ha sido toda una experiencia volver a leer algo sabiendo que no tengo que examinarme sobre ello. Y después de esta grata sensación me he encontrado con ciertas sorpresas que no estaban ahí cuando me fui. Sorpresas que no han sido necesariamente agradables. Nada más volver me encuentro con un panorama grisáceo en este mundillo periodístico del que estoy enamorado.

Primero una noticia ya bien conocida pero poco estudiada, las páginas de Público no volverán a ser impresas. Antes de que en vuestras cabezas me tildéis de adorador de la prensa izquierdista os diré que Público no me suscita más entusiasmo que la Gaceta o el Mundo. Por poner un ejemplo, para mí un periódico subjetivo que no reconozca su subjetividad sería la segunda opción en caso de agotarse el papel higiénico. Perdón si he sido demasiado gráfico. Público era un diario, como tantos otros, que no sigue lo que a mi me parece un ideal básico del periodismo y por lo tanto no es para mí una lectura de culto, ni mucho menos. No obstante su pérdida es casi como una condena para el pluralismo de la prensa española. Aunque para mi el diario perfecto sería aquel que se guiase por un objetividad inamovible (e irrealista, desgraciadamente) y dejase los artículos de opinión a elección de sus periodistas, también reconozco que en España existe, o existía, un cierto equilibrio de opiniones mantenido por el constante forcejeo de medios derechistas e izquierdistas. Sin embargo, varios hechos han propiciado que esta delicada balanza se venza exageradamente hacia la derecha. Al agotarse la vida en papel de Público se ha perdido también uno de los estandartes de la prensa izquierdista, lo que ya de por si desequilibra mucho la metafórica balanza. 

Pero también hay otras razones por las que la prensa escrita española se está inundando de un conservadurismo que amenaza con coartar la pluralidad de opinión. El País, que por decirlo de alguna forma es el hermano gemelo benévolo de Público, se ha desmarcado mucho de su anteriormente intenso carácter izquierdista. Ciertos hechos, ligados normalmente con las malas relaciones entre el diario y el anterior gobierno socialista, propiciaron el alejamiento del País hacia posturas más neutrales, que no necesariamente objetivas. Por otro lado tenemos a Radio Televisión Española. Una cadena que había mantenido una actitud objetiva y neutral de una forma casi heroica, sobreviviendo a la legislatura socialista. La política del PP respecto a la prensa pública ha sido mucho más contundente que la de sus antecesores socialistas. El carácter de RTVE no hacía ninguna gracia a los mandatarios populares, que parece ser que no entienden una televisión pública que no puedan manejar. Aunque les ha costado, me temo que la televisión pública en España ha sido doblegada a los intereses del gobierno de turno.

 Con estos y otros hechos similares el conservadurismo se ha impuesto en el clima periodístico nacional. Pero esto no es malo, ¿no? Al fin y al cabo, si las elecciones le han dado la mayoría absoluta a un partido de derechas eso significa que una gran parte de los españoles esta de acuerdo con sus ideas y, por lo tanto, exigen una prensa que se adapte a su forma de pensar, unos medios que se habitúen a la nueva mentalidad española. Un triunfo de la democracia, como tantos otros. Sin embargo, tengo una pregunta. ¿En qué momento ha comenzado la población a manipular los medios y no al revés?


Volver a escribir sin necesidad de memorizar lo que escribo es un verdadero alivio. Casi un mes de exámenes acaba con las energías de cualquier estudiante y yo no soy una excepción. Me alegra sobremanera poder escribir esta entrada, anunciando que pienso restablecer mi anterior ritmo de publicación. Me sorprende que el contador de visitas se haya mantenido tan activo  durante este tiempo y creo que debo agradecer esto a todos los que en algún momento decidieron pasearse por el blog, aunque fuese para comprobar que mis exámenes continuaban manteniéndome apartado del ordenador.

De nuevo, bienvenidos a Nukeblog.

Esta mañana un par de chicas de un curso superior se han personado en la clase, con una mezcla de timidez y coraje activista que ha conseguido emocionarme. Conforme hablaban parecía que su discurso se envalentonaba y sus palabras perdían el tono apagado con el que habían comenzado. Pronto nos sorprendieron hablando enérgicamente sobre las catastróficas medidas de opresión a las que el gobierno popular iba a someter a los indefensos estudiantes. Aunque se ganaron toda mi atención no me sorprendieron lo más mínimo, es más, llevaba un par de días esperando ese discurso revolucionario. Llevaban un fajo de papeles cuya finalidad se hizo evidente al poco de empezar la improvisada conferencia, supuse que en breves momentos nos pedirían amablemente que nos uniéramos a su noble causa estampando nuestra firma y DNI en la casilla correspondiente. De los 28 estudiantes que en ese momento las escuchábamos, firmaron aproximadamente unos 20. Yo me abstuve de firmar, ante el asombro de más de uno.

No suelo firmar nada sin haber comprobado antes la veracidad de lo que firmo, una buena costumbre que me han inculcado a fuego. Las razones para llevar el colegio a la huelga son claras, según las dos representantes de la vox populi, los recortes en Educación. Lo curioso es que estos recortes no son una realidad sino una premonición de lo que hará el Partido Popular en el futuro (y digo premonición porque su programa sigue destacando por una impenetrable opacidad). Me ha resultado graciosa la afirmación que estas dos chicas han esgrimido como un argumento inamovible: “Los estudiantes de algunos institutos valencianos han tenido que llevar mantas al colegio porque les habían dejado sin calefacción”. En Valencia se han pasado el invierno oscilando una media de 14 grados, pero aun en el caso de  ser verdad no me parece un argumento muy solido para llevarnos a otra huelga.

A mí que unos cuantos institutos de Valencia no tengan calefacción me la trae floja, sin ánimo de ofender. No me malinterpretéis, el liberalismo económico del PP me parece una ofensa a la libertad digna del siglo XIX, pero de alguna forma hay que salir de este pozo de barro en el que nos metió el capitalismo y nos hundió el socialismo. Y nos guste o no,  la forma de remontar el vuelo es quitándonos peso (en realidad hay otras vías, pero gozan de menor aceptación). Claro que hay infinidad de agujeros en los que se derrocha el dinero y deberían sufrir antes los recortes que la Educación y la Sanidad. Pero primero localicemos esos agujeros, verifiquemos su existencia y después salgamos a la calle a denunciarlos, no al revés.


Era de noche y hacía frío, de ese frío que no respeta ni los guantes ni las bufandas ni todo lo que quieras ponerte, y eso que más o menos todos habíamos bebido lo suficiente para tener el estómago caliente. Una noche de sábado como tantas otras, en las que nos pasamos las leyes urbanas por el forro y nos alcoholizábamos en el parque de turno. Ya empezando por ahí, la cosa no está muy bien vista. Pero no fui yo quien votó (ni mucho menos quien redactó) la normativa que regula una prohibición tan absurda, como es negar el derecho del menor a drogarse libremente en el mismo espacio en el que los niños juegan con sus padres. Después de conseguir boletos para una intoxicación etílica, decidimos que se había hecho hora de meternos en el cuerpo algo más que licores y etanol. Esto dio paso a la inevitable y existencial discusión de dónde cenar. Multitud de argumentos se batieron en un duelo dialéctico sin coherencia alguna, el precio, la calidad, la cercanía, etc. La plática ininteligible y los esporádicos improperios proferidos por los borrachos se mezclaban con las desesperadas instrucciones que, como pastores de cabras, gritaban los pocos que gozaban de indeseada sobriedad. Sin explicación aparente la manada comenzó su migración, un camino tortuoso y lento, plagado de paradas, golpes contra farolas y risas absurdas pero de fácil contagio. Por el camino imagino que se daría toda una suerte de actos “vandálicos” y canciones a coro y a capela, que no dejarían indiferentes a los vecinos del lugar. La estela que dejamos a nuestro paso debió ser tanto o más singular que la propia comitiva, una labor que en cierto modo debiera ser recompensada puesto que en conjunto generamos más trabajos de barrendero que el ayuntamiento. Aunque no lo recuerdo con precisión, deduzco que cenar y vomitar fue todo uno para unos cuantos comensales, que salieron disparados en dirección a unos aseos que, por suerte, esta vez estaban lo suficientemente cerca.



Mi intención con esta anécdota, a medio camino entre la ficción y la experiencia real, es retratar la paradoja de una ley que no se hace cumplir. Más bien, sucede al contrario. Desde que entramos en la pubertad, los jóvenes nos vemos precipitados, empujados, hacia un consumo ilegal de una droga tan extendida que puede considerarse patrimonio de la humanidad. Las quejas, las denuncias y las prohibiciones no compensan una balanza que se declina continuamente hacia este consumo, que se vende como indispensable a la hora de sociabilizar. Incluso en aquellos que se niegan en redondo a introducir en su organismo nada mínimamente nocivo, quizá porque la presión familiar pueda más que la grupal o simplemente porque el adolescente en cuestión tenga unos ideales de hierro (cosa extraña), se ve igualmente empujado a acudir a estos “eventos” y tomar parte de igual forma en una acción ilícita. Sin embargo, y a pesar de las denuncias continuas y de la mala fama se la que esta práctica goza en los medios, las autoridades apenas le dan importancia y relajan el control de los botellones como no lo hacen con ninguna otra ilegalidad. Esto, bajo mi punto de vista, se debe a diversos factores. El primero y quizá el más importante, a simple vista, es la dificultad que conllevaría procesar cada uno de los casos de consumo de drogas en la vía pública, cuando estos se dan por miles cada fin de semana. Pero realmente, si se quisiese aplicar un mayor control tan solo sería necesaria una mayor actividad de las autoridades durante un corto periodo de tiempo, que sirviese de ejemplo y amedrentase a los próximos que se aventurasen a divertirse con patrullas de la policía merodeando por las zonas más activas. Ha de haber entonces razones de mayor peso para que no se apliquen medidas. La más probable es, como siempre, los intereses económicos. Las productoras de bebidas alcohólicas perderían un gran sector de venta si los menores se viesen obligados a buscar vías de entretenimiento alternativas. Pero no siempre los malos de la película son las tabacaleras, o en este caso la industria de las bebidas espirituosas. Realmente hay cientos de negocios que se benefician de esta marea de jóvenes que sale con ganas de gastar y consumir todos los sábados. Incluso me atrevería a creer que la propia estructuración de la sociedad nos invita maliciosamente a, llegados a una edad prudente, aventurarnos a un mundo que nos era indiferente cuando teníamos unos pocos años menos.

No entiendo la implantación de leyes que no van a ser cumplidas. Si realmente fuese necesario extirpar este problema, que a mi juicio hace tanto bien como mal,  mi consejo es el mismo que el de Sócrates: “No son necesarias cárceles sino escuelas.”





Este es el lema unánime de los manifestantes que ayer protestaron de nuevo por las detenciones de 10 de los suyos, ejecutadas por el cuerpo de policía el jueves 16 de Febrero. Ese día se citaron a las puertas del instituto Lluís Vives de Valencia varios movimientos de protesta por los recortes en Educación. La congregación, que llegó a alcanzar varios centenares de personas entre estudiantes y representantes sindicales, se apostó en la calle Xátiva y cortó la afluencia de tráfico en esa calle, muy transitada, de Valencia. La intervención policial se hizo inevitable cuando, según fuentes de la policía, algunos manifestantes comenzaron a zarandear el vehículo de una ciudadana que trataba de cruzar la calle sin demasiado éxito. La conductora fue ayudada a salir de su coche y tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad. Tan solo hubo un detenido por este incidente. Más tarde se produjeron otros cuatro arrestos justificados, según la policía, por la agresión que sufrió un agente, ahora lesionado, que trataba de reprimir la marcha junto a sus compañeros. Los establecimientos de la zona sufrieron también los estragos de la protesta, por lo que se produjeron otras dos detenciones. Ese mismo día, por la tarde, una concentración ante la Jefatura de Policía se saldó con una carga y el arresto de otras dos personas. En Castellón las protestas acabaron con el décimo y último detenido de la jornada.
   
El viernes se repitió la concentración, que de nuevo inundó los alrededores del IES Lluís Vives. Esta vez la protesta levantó una mayor polémica fuera de los límites de la Comunidad Valenciana. La noticia de las brutales cargas policiales se encendió como la pólvora en las redes sociales con el hashtag de #LluisVivesSinMiedo y se convirtió rápidamente en una jugosa noticia para los medios de comunicación. La protesta acabó con seis detenciones que se suman a las diez que se practicaron el jueves, de las cuales tan solo dos personas han salido en libertad sin cargos. En esta ocasión se contaron nueve heridos, de los cuales cinco son agentes de la ley, un joven con una herida en la mano, una chica hospitalizada en el Clínico de Valencia por una herida en la cabeza y dos hombres con contusiones leves.



La desproporcionada actuación policial, que cargó contra cientos de manifestantes entre los cuales se contaban un gran número de menores, ha despertado la indignación de muchos colectivos que ahora se proponen denunciar a los responsables. STEPV-Intersindical Valenciana exige la inmediata dimisión de la delegada del Gobierno Paula Sánchez de León. Quien ha recalcado su apoyo a la intervención de la policía mediante un comunicado emitido ayer. Por su parte el foro del IES Lluís Vives se llena de protestas contra la actitud policial y toman como lema de su denuncia el insulto con el que uno de los agentes se dirigió a una alumna del centro: “No tienes cuerpo ni de puta”.
   
La delegada Sánchez de León ha convocado una reunión de los responsables de los partidos con representación en Les Corts con el fin de discutir sobre “la proliferación de concentraciones no comunicadas”. Aunque algunos de estos partidos no quieran hablar sobre este tema, sino más bien sobre la pronta reprobación de la responsabilidad de Sánchez de León en la orden policial.



Imágenes vía Periodismo Humano




Reducción de la indemnización por despido improcedente. Hasta ahora cuando un empresario despedía a un trabajador sin causas económicas o laborales evidentes, éste tenía el derecho a cobrar una indemnización por despido improcedente. Esta indemnización consistía en un salario variable que le correspondería durante 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades. Con la nueva reforma esta indemnización se reduce drásticamente, dejando una cifra de 33 días por año trabajado y tan solo 24 mensualidades de tope. Esta medida, aunque socialmente muy criticada y aparentemente precursora del despido indiscriminado, es también una forma excelente de asegurar la pronta recuperación de las empresas. También es necesario apuntar que esta medida no tiene carácter retroactivo, es decir, no perjudicará a quienes estén cobrando una indemnización justificada por un despido anterior.

Facilitación del despido por causas económicas. Por la misma razón que se reducirán las indemnizaciones por despido improcedente también desaparecerán las provocadas por un despido de causas económicas. Esto significa que las empresas que aleguen una situación negativa y pérdidas económicas reales o previstas podrán recortar su plantilla sin verse obligados a pagar los 20 días por año trabajado que anteriormente se les exigía.

Fomento del empleo juvenil. Esta era una medida más esperada, al contrario que las dos anteriores. Se emplearán distintas estrategias, como la capitalización total de la prestación por desempleo en jóvenes autónomos o la ampliación de la edad para aceptar contratos de aprendizaje.

Colaboración entre las empresas de colocación de trabajadores. Otra medida innovadora y más interesante es la planeada colaboración entre las agencias de Trabajo Temporal (ETT) y los organismo públicos dedicados a la recolocación de trabajadores en paro. De esta forma se espera aumentar el escaso porcentaje de parados que el INEM conseguía colocar en nuevos puestos de trabajo, aproximadamente un 3%.

Lucha contra el fraude. Como todas las reformas laborales ésta intenta eliminar el absentismo y fraude, nada nuevo. No obstante si que presenta un fórmula nueva y que ya había sido comentada en el pasado. El Gobierno planea impulsar a los trabajadores en paro a realizar tareas de servicio público en beneficio de la comunidad. Mediante este método se establecerán los criterios con los que ajustar la prestación por desempleo, es decir, el salario será mayor o menor en función del servicio que se preste durante el periodo de paro.

Supresión de los privilegios en convenios y permisos para ERE. Esta medida les resta mucha importancia a los sindicatos y es una de las razones por las que éstos se han opuesto al plan de reforma. Se vetará la “ultraactividad” de los convenios colectivos, que permitía una prorrogación casi ilimitada de lo pactado en dichos acuerdos. Además se le da mayor relevancia a los convenios de empresa por encima de los  de nivel superior y se eliminará la autorización administrativa antes necesaria en casos de expediente de regulación de empleo (ERE).

Prohibido el encadenamiento de contratos temporales. Esta prohibición vuelve a aplicarse después de que el Gobierno socialista la retirara como medida temporal.

Sanciones en la indemnización de directivos bancarios. Los directivos que sean sancionados por una mala praxis de su labor en entidades bancarias serán apartados de su indemnización por despido.

Implantación de un contrato específico para emprendedores. Se creará un nuevo modelo de contrato indefinido especializado en jóvenes emprendedores y empresas pequeñas y de temprana fundación. Este contrato asegura un 25% de la prestación de paro que durante un tiempo el trabajador seguirá cobrando y el empleador podrá deducirse un 50% del coste empresarial.

Incentivos para la formación laboral. La reforma también incluye el derecho del trabajador que haya sido contratado con el modelo anteriormente citado a 20 horas de formación anuales que saldrán de los fondos de la empresa empleadora.


Me he rebanado los sesos este Domingo para poder ofrecer un análisis relativamente acertado de la reforma laboral propuesta por el ala económica del Gobierno. A pesar de mi ya remarcada hostilidad hacia los temas económicos entiendo que en este caso se vuelve necesaria una entrada en relación a un paquete de medidas tan polémico. La reforma es inminente y sus efectos, aunque a medio plazo, supondrán un batacazo contundente al panorama económico en España. El texto íntegro de la carta es cuanto menos soporífero, no obstante dejo el enlace por si alguien no se fía de mi análisis y tiene el valor suficiente de leerlo e interpretarlo de nuevo. Vía elPais.com:

Me niego a resumir todo el contenido del texto, de modo que, siguiendo el ejemplo de numerosos diarios digitales,  he comprendido las claves más destacadas en un sumario de tan sólo 10 puntos.  

  1. Reducción de la indemnización por despido improcedente.
  2. Facilitación del despido por causas económicas.
  3. Fomento del empleo juvenil.
  4. Colaboración entre las empresas de colocación de trabajadores.
  5. Lucha contra el fraude.
  6. Supresión de los privilegios en convenios y permisos para ERE.
  7. Prohibido el encadenamiento de contratos temporales.
  8. Sanciones en la indemnización de directivos bancarios.
  9. Implantación de un contrato específico para emprendedores.
  10. Incentivos para la formación laboral. 



Muy probablemente este pequeño resumen no pueda compararse a la complejidad de la reforma, muchos otros medios han realizado un examen más exhaustivo del texto. Sin embargo he tratado de extraer las ideas más representativas de la reforma y las que más impacto social van a tener en primer momento. Hay muchas más medidas que no suponen una gran innovación y que dependerán del uso que se les de en el futuro. A grandes rasgos y según la opinión de los expertos, esta reforma no supondrá un cambio positivo realmente apreciable. Al contrario, en algunos casos se afirma que estas medidas empeorarán la situación económica. Algunos periodistas se atreven a acusar la carta de fomentar el desempleo y de aportar soluciones a corto plazo, desoyendo las amenazas del futuro. Personalmente creo que la reforma tiene  pros y contras por igual, de modo que es difícil tacharla de buena o mala. De lo que si se le puede tildar es de acusadamente liberal, claro que esto era una característica predecible dada la inclinación política del Gobierno. Más allá de mis desacuerdos con ciertos puntos de la reforma, creo que se trata de unas medias realizadas apresuradamente y sin tener en cuenta la complejidad del problema que afrontamos. Probablemente esto es así debido a la presión que desde la cúpula europea está sufriendo el Ejecutivo español. 


Mañana publicaré un artículo para analizar de forma más pormenorizada cada punto de los diez citados anteriormente. 





Francotiradores. No puedo imaginar que un político, sea cual sea su condición, decida apostar francotiradores entre los edificios de una ciudad con la orden de disparar al menor indicio de sublevación. En ciudades como Homs, cuya calle principal ha sido apodada por sus habitantes como la Avenida de la Muerte, el gobierno sirio trata de ganar la guerra psicológica mediante el miedo que estos asesinos invisibles provocan en la población. Caminar por la calle con la sensación constante de encontrarte en el objetivo de un fusil, con la certeza de que en cualquier momento un hombre a cientos de metros puede volarte la cabeza, no concibo sensación más angustiosa. Y eso no es todo. Órdenes directas del alto mando sirio son las responsables de miles de muertes causadas por el fuego de mortero. Puedo llegar a comprender con infinita repulsión un bombardeo sobre una ciudad enemiga en caso de guerra abierta, incluso es posible que en el fragor del conflicto los soldados abran fuego contra los sublevados con la intención de hacerles retroceder. Pero la orden de bombardear con granadas de mortero a una concentración de civiles inocentes y pacíficos, dentro de las propias fronteras del país y sin existir siquiera una guerra civil explícita, es tan despreciable como carente de sentido. Matar a tu propio pueblo. No en defensa del gobierno, sino como represalia, conscientemente, en demostración de poder y ejemplo de castigo. Una acción así no solo es un acto atroz, es el punto y final de un régimen. Cuando el gobierno recurre a la violencia y a la muerte para mantenerse en el poder, es que ya lo ha perdido. Cada vez que Bashar Al Assad acribilla a un levantisco, cada vez que viola y mata a una mujer, cada niño que deja morir de hambre, no crea un muerto más que arrojar en la fosa, crea un mártir.  Mártires que serán los que caben la sepultura del dictador, personas que con crueldad fueron alejados de la vida siguen viviendo en la memoria de aquellos que lucharon por salvarlos, alimentando su odio, su rabia, su deseo indomable de venganza.


Llegados a este punto probablemente haya conseguido hacer hervir la ira de más de uno e incluso sentiréis un tenue deseo de venganza por una injusticia de la que no tenéis consciencia y que se produce a cientos de kilómetros. Pero no es sed de venganza lo que quiero estimular con este artículo, sino simplemente repulsión. Soy contrario a la violencia por naturaleza y creo sin duda alguna que hay valores mucho más importantes que la venganza. No coincido con aquellos que creen que la justicia consiste en el ojo por ojo, la muerte de un hombre no devolverá la vida a los 6.000 que la perdieron por sus actos. Durante mucho tiempo la revuelta siria se caracterizó por una actitud absolutamente pacífica y bienintencionada, en contraste con la cruel violencia que desde el principio las autoridades utilizaron en su contra. Por desgracia resulta complicado mostrarse pacífico cuando tus seres queridos corren el riesgo de ser despedazados por la explosión de un mortero. No se puede calificar de revolución lo que los rebeldes sirios están realizando, porque en realidad no es más que una defensa desesperada contra las fuerzas armadas de un régimen que parece tratar de erradicarlos más que de acallarlos. Pero a fuerza de sufrimiento la guerra se hace cada vez más real y llegará el momento en que el pueblo sirio se hará fuerte frente a su opresor. Y entonces el baño de sangre se multiplicará.

El reportero Abu Salah recoge el cuerpo inerte de una niña despedazada. 

La ciudad rebelde de Homs, derruida y acribillada mor la metralla.

(Imagen de Periodismo Humano)


Hacerles callar fue la prioridad del gobierno, al igual que en el resto de países que vivieron la Primavera Árabe, nada más empezar las protestas. Era necesario suprimir al mínimo posible la comunicación entre los ciudadanos y aún más que la información superase las fronteras de Siria. Al igual que en Egipto, la ley siria contempla una cláusula especial para casos de emergencia en la que se permite explícitamente la detención y el ajusticiamiento sin proceso de periodistas y divulgadores en general. Esto se traduce en la muerte de dos reporteros internacionales, la de tantos otros periodistas sirios y el encarcelamiento de infinidad de personas acusadas de decir la verdad. Pero actualmente frenar el flujo de la información es una tarea tan titánica que ni el gobierno sirio ni todos sus coetáneos árabes podrían conseguir realmente. El régimen de Al Assad trató de cerrar en primer momento toda conexión a Internet, no surtió el efecto que esperaban puesto que miles de usuarios consiguieron publicar videos, imágenes y escritos mediante sus contactos en el exterior. Como respuesta el gobierno decidió abrir la puerta a páginas como Twitter o Facebook, pero esgrimiendo una terrible censura sobre la libertad de expresión. Por estos medios no saldrá ningún comentario que el gobierno no quiera oír. Para el resto del mundo también resulta difícil encontrar información fiable sobre lo que realmente ocurre dentro del país. Por un lado, la versión oficial asegura que la gran mayoría de las víctimas se encuentra en el bando de Al Assad y que la cifra de muertes no es tan exagerada como otros medios tratan de hacernos creer. Contrariando a estas afirmaciones tenemos a decenas de reporteros occidentales que se juegan la vida cartografiando punto por punto el conflicto y que aseguran que los muertos ascienden a más de 6.000 y que la nación se ha convertido en un infierno insufrible para los que se oponen al régimen. Nuestros periodistas se ven obligados a pasar las fronteras ocultos y permanecer alejados de las autoridades en todo momento, en caso de caer en manos de la policía su mejor opción de futuro podría ser una larga temporada en un calabozo. La otra opción es mejor no mencionarla.



La frontera con Akkar, región de Líbano fronteriza con Siria, se satura de refugiados que tratan desesperadamente de abandonar su tierra natal porque temen que se convierta en su tumba prematura. Cientos de inmigrantes cruzan la frontera con la esperanza de ser bien recibidos en el país vecino. Muchos de ellos no se registran porque temen ser expulsados por las autoridades libanesas, que no dan abasto para atender a tal cantidad de personas. El ejército libanés se ha desplegado en esta región para tratar de frenar, o al menos desviar, una marea de personas que amenaza con colapsar todos los hospitales y servicios locales. La frontera con Akkar se encuentra a unos 30 kilómetros de la ciudad de Homs, esto la convierte en el destino por antonomasia de todos los refugiados sirios. Sin embargo, esos 30 kilómetros se convierten en casi 100 ya que es imposible cruzar la frontera por los pasos habituales. Tanto en uno como en otro lado del límite se estacionan controles que o bien te retienen en el país o te mandan de vuelta, si bien las autoridades libanesas tratan de dar auxilio médico antes de repatriar a los pobres infelices.

  “Recuerdo poco, sólo que me cerraron la herida en una casa particular y me metieron en un coche. Luego fuimos en moto. Un trayecto que suele hacerse en 10 minutos nos llevó dos horas y media”.
Abu Mohamed, 29 años, Homs


Rusia y China se niegan a intervenir militarmente en el conflicto sirio, alegando que son los propios sirios los que tienen que optar por una resolución pacífica. Ambos países impusieron su derecho a veto en el Consejo de Seguridad que las Organización de Naciones Unidas protagonizó el pasado 5 de Febrero, sobre el tema de siria. Su decisión provocó una ola de adjetivos despectivos por parte del resto de países que sí votaron a favor de la resolución propuesta. Según el embajador ruso, Vitali Churkin, la decisión se debe a que su país no está dispuesto a firmar el plan de paz de la Liga Árabe puesto que éste supone la destitución inmediata de Bashar Al Assad como presidente de Siria. Rusia tiene intereses estratégicos y económicos en Siria y es obvio que le beneficia un solo dictador amistoso que una complejo, impredecible y cambiante gobierno democrático. Los intereses de China son puramente comerciales pero en el caso del país asiático esto no supuso una novedad para los miembros de la ONU, apenas existen casos en los que China haya aprobado algo que no repercuta beneficiosamente en su economía. El veto de Rusia ha despertado una frustración mucho mayor puesto que, además de proporcionarles a Al Assad la posibilidad de continuar sus crímenes, está intentando darle amparo diplomático a la criminalidad del tirano. Estados Unidos expresó sin tapujos que está “asqueado” por la decisión de ambos países, la Unión Europea califica la votación de “vergonzosa”, “inaceptable” y “cómplice” e incluso el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró decepcionado con el camino por el que las dos naciones habían optado. Es difícil para países como Rusia o China, que actualmente se encuentran en un desarrollo económico increíblemente acelerado, tomar decisión que puedan resultar nocivas para sus intereses o su futuro, intentan hacerse un hueco en el concierto global de los mercados.

"Apoyamos toda iniciativa tendente a crear las condiciones para un diálogo entre los sirios. Es lo que debe hacer la comunidad internacional, ya sea el mundo árabe, Europa, Estados Unidos y otras regiones del mundo"
Sergei Lavrov, canciller ruso.



La situación en Siria parece precipitarse por momentos al conflicto armado. Quizá las tropas de Al Assad consigan mermar de tal forma las fuerzas rebeldes que la insurrección violenta se convierta en una acción inviable. Creo que se hace cada vez más necesaria una intervención militar de la Liga Árabe en conjunto con Naciones Unidas. Sin embargo mientras no haya consenso entre todos sus miembros esta opción queda descartada. Al fin y al caco combatir la guerra con más guerra no es más que una solución a corto plazo. Aunque Bashar Al Assad logre imponer de nuevo su mandato, lo cierto es que su tiranía ya terminó. Más tarde o más temprano el régimen caerá, ya sea por las fuerzas aunadas de su propio pueblo o por la indignación que el resto de naciones siente hacia los crímenes del tirano. Y entonces se sumará a la lista de países que lograron imponer la democracia en primavera. 


"Egyptian & Syrian Giant flags join in Tahrir" Kalnaga
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