Esta mañana un par de chicas de un curso superior se han personado en la clase, con una mezcla de timidez y coraje activista que ha conseguido emocionarme. Conforme hablaban parecía que su discurso se envalentonaba y sus palabras perdían el tono apagado con el que habían comenzado. Pronto nos sorprendieron hablando enérgicamente sobre las catastróficas medidas de opresión a las que el gobierno popular iba a someter a los indefensos estudiantes. Aunque se ganaron toda mi atención no me sorprendieron lo más mínimo, es más, llevaba un par de días esperando ese discurso revolucionario. Llevaban un fajo de papeles cuya finalidad se hizo evidente al poco de empezar la improvisada conferencia, supuse que en breves momentos nos pedirían amablemente que nos uniéramos a su noble causa estampando nuestra firma y DNI en la casilla correspondiente. De los 28 estudiantes que en ese momento las escuchábamos, firmaron aproximadamente unos 20. Yo me abstuve de firmar, ante el asombro de más de uno.

No suelo firmar nada sin haber comprobado antes la veracidad de lo que firmo, una buena costumbre que me han inculcado a fuego. Las razones para llevar el colegio a la huelga son claras, según las dos representantes de la vox populi, los recortes en Educación. Lo curioso es que estos recortes no son una realidad sino una premonición de lo que hará el Partido Popular en el futuro (y digo premonición porque su programa sigue destacando por una impenetrable opacidad). Me ha resultado graciosa la afirmación que estas dos chicas han esgrimido como un argumento inamovible: “Los estudiantes de algunos institutos valencianos han tenido que llevar mantas al colegio porque les habían dejado sin calefacción”. En Valencia se han pasado el invierno oscilando una media de 14 grados, pero aun en el caso de  ser verdad no me parece un argumento muy solido para llevarnos a otra huelga.

A mí que unos cuantos institutos de Valencia no tengan calefacción me la trae floja, sin ánimo de ofender. No me malinterpretéis, el liberalismo económico del PP me parece una ofensa a la libertad digna del siglo XIX, pero de alguna forma hay que salir de este pozo de barro en el que nos metió el capitalismo y nos hundió el socialismo. Y nos guste o no,  la forma de remontar el vuelo es quitándonos peso (en realidad hay otras vías, pero gozan de menor aceptación). Claro que hay infinidad de agujeros en los que se derrocha el dinero y deberían sufrir antes los recortes que la Educación y la Sanidad. Pero primero localicemos esos agujeros, verifiquemos su existencia y después salgamos a la calle a denunciarlos, no al revés.


Era de noche y hacía frío, de ese frío que no respeta ni los guantes ni las bufandas ni todo lo que quieras ponerte, y eso que más o menos todos habíamos bebido lo suficiente para tener el estómago caliente. Una noche de sábado como tantas otras, en las que nos pasamos las leyes urbanas por el forro y nos alcoholizábamos en el parque de turno. Ya empezando por ahí, la cosa no está muy bien vista. Pero no fui yo quien votó (ni mucho menos quien redactó) la normativa que regula una prohibición tan absurda, como es negar el derecho del menor a drogarse libremente en el mismo espacio en el que los niños juegan con sus padres. Después de conseguir boletos para una intoxicación etílica, decidimos que se había hecho hora de meternos en el cuerpo algo más que licores y etanol. Esto dio paso a la inevitable y existencial discusión de dónde cenar. Multitud de argumentos se batieron en un duelo dialéctico sin coherencia alguna, el precio, la calidad, la cercanía, etc. La plática ininteligible y los esporádicos improperios proferidos por los borrachos se mezclaban con las desesperadas instrucciones que, como pastores de cabras, gritaban los pocos que gozaban de indeseada sobriedad. Sin explicación aparente la manada comenzó su migración, un camino tortuoso y lento, plagado de paradas, golpes contra farolas y risas absurdas pero de fácil contagio. Por el camino imagino que se daría toda una suerte de actos “vandálicos” y canciones a coro y a capela, que no dejarían indiferentes a los vecinos del lugar. La estela que dejamos a nuestro paso debió ser tanto o más singular que la propia comitiva, una labor que en cierto modo debiera ser recompensada puesto que en conjunto generamos más trabajos de barrendero que el ayuntamiento. Aunque no lo recuerdo con precisión, deduzco que cenar y vomitar fue todo uno para unos cuantos comensales, que salieron disparados en dirección a unos aseos que, por suerte, esta vez estaban lo suficientemente cerca.



Mi intención con esta anécdota, a medio camino entre la ficción y la experiencia real, es retratar la paradoja de una ley que no se hace cumplir. Más bien, sucede al contrario. Desde que entramos en la pubertad, los jóvenes nos vemos precipitados, empujados, hacia un consumo ilegal de una droga tan extendida que puede considerarse patrimonio de la humanidad. Las quejas, las denuncias y las prohibiciones no compensan una balanza que se declina continuamente hacia este consumo, que se vende como indispensable a la hora de sociabilizar. Incluso en aquellos que se niegan en redondo a introducir en su organismo nada mínimamente nocivo, quizá porque la presión familiar pueda más que la grupal o simplemente porque el adolescente en cuestión tenga unos ideales de hierro (cosa extraña), se ve igualmente empujado a acudir a estos “eventos” y tomar parte de igual forma en una acción ilícita. Sin embargo, y a pesar de las denuncias continuas y de la mala fama se la que esta práctica goza en los medios, las autoridades apenas le dan importancia y relajan el control de los botellones como no lo hacen con ninguna otra ilegalidad. Esto, bajo mi punto de vista, se debe a diversos factores. El primero y quizá el más importante, a simple vista, es la dificultad que conllevaría procesar cada uno de los casos de consumo de drogas en la vía pública, cuando estos se dan por miles cada fin de semana. Pero realmente, si se quisiese aplicar un mayor control tan solo sería necesaria una mayor actividad de las autoridades durante un corto periodo de tiempo, que sirviese de ejemplo y amedrentase a los próximos que se aventurasen a divertirse con patrullas de la policía merodeando por las zonas más activas. Ha de haber entonces razones de mayor peso para que no se apliquen medidas. La más probable es, como siempre, los intereses económicos. Las productoras de bebidas alcohólicas perderían un gran sector de venta si los menores se viesen obligados a buscar vías de entretenimiento alternativas. Pero no siempre los malos de la película son las tabacaleras, o en este caso la industria de las bebidas espirituosas. Realmente hay cientos de negocios que se benefician de esta marea de jóvenes que sale con ganas de gastar y consumir todos los sábados. Incluso me atrevería a creer que la propia estructuración de la sociedad nos invita maliciosamente a, llegados a una edad prudente, aventurarnos a un mundo que nos era indiferente cuando teníamos unos pocos años menos.

No entiendo la implantación de leyes que no van a ser cumplidas. Si realmente fuese necesario extirpar este problema, que a mi juicio hace tanto bien como mal,  mi consejo es el mismo que el de Sócrates: “No son necesarias cárceles sino escuelas.”





Este es el lema unánime de los manifestantes que ayer protestaron de nuevo por las detenciones de 10 de los suyos, ejecutadas por el cuerpo de policía el jueves 16 de Febrero. Ese día se citaron a las puertas del instituto Lluís Vives de Valencia varios movimientos de protesta por los recortes en Educación. La congregación, que llegó a alcanzar varios centenares de personas entre estudiantes y representantes sindicales, se apostó en la calle Xátiva y cortó la afluencia de tráfico en esa calle, muy transitada, de Valencia. La intervención policial se hizo inevitable cuando, según fuentes de la policía, algunos manifestantes comenzaron a zarandear el vehículo de una ciudadana que trataba de cruzar la calle sin demasiado éxito. La conductora fue ayudada a salir de su coche y tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad. Tan solo hubo un detenido por este incidente. Más tarde se produjeron otros cuatro arrestos justificados, según la policía, por la agresión que sufrió un agente, ahora lesionado, que trataba de reprimir la marcha junto a sus compañeros. Los establecimientos de la zona sufrieron también los estragos de la protesta, por lo que se produjeron otras dos detenciones. Ese mismo día, por la tarde, una concentración ante la Jefatura de Policía se saldó con una carga y el arresto de otras dos personas. En Castellón las protestas acabaron con el décimo y último detenido de la jornada.
   
El viernes se repitió la concentración, que de nuevo inundó los alrededores del IES Lluís Vives. Esta vez la protesta levantó una mayor polémica fuera de los límites de la Comunidad Valenciana. La noticia de las brutales cargas policiales se encendió como la pólvora en las redes sociales con el hashtag de #LluisVivesSinMiedo y se convirtió rápidamente en una jugosa noticia para los medios de comunicación. La protesta acabó con seis detenciones que se suman a las diez que se practicaron el jueves, de las cuales tan solo dos personas han salido en libertad sin cargos. En esta ocasión se contaron nueve heridos, de los cuales cinco son agentes de la ley, un joven con una herida en la mano, una chica hospitalizada en el Clínico de Valencia por una herida en la cabeza y dos hombres con contusiones leves.



La desproporcionada actuación policial, que cargó contra cientos de manifestantes entre los cuales se contaban un gran número de menores, ha despertado la indignación de muchos colectivos que ahora se proponen denunciar a los responsables. STEPV-Intersindical Valenciana exige la inmediata dimisión de la delegada del Gobierno Paula Sánchez de León. Quien ha recalcado su apoyo a la intervención de la policía mediante un comunicado emitido ayer. Por su parte el foro del IES Lluís Vives se llena de protestas contra la actitud policial y toman como lema de su denuncia el insulto con el que uno de los agentes se dirigió a una alumna del centro: “No tienes cuerpo ni de puta”.
   
La delegada Sánchez de León ha convocado una reunión de los responsables de los partidos con representación en Les Corts con el fin de discutir sobre “la proliferación de concentraciones no comunicadas”. Aunque algunos de estos partidos no quieran hablar sobre este tema, sino más bien sobre la pronta reprobación de la responsabilidad de Sánchez de León en la orden policial.



Imágenes vía Periodismo Humano




Reducción de la indemnización por despido improcedente. Hasta ahora cuando un empresario despedía a un trabajador sin causas económicas o laborales evidentes, éste tenía el derecho a cobrar una indemnización por despido improcedente. Esta indemnización consistía en un salario variable que le correspondería durante 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 mensualidades. Con la nueva reforma esta indemnización se reduce drásticamente, dejando una cifra de 33 días por año trabajado y tan solo 24 mensualidades de tope. Esta medida, aunque socialmente muy criticada y aparentemente precursora del despido indiscriminado, es también una forma excelente de asegurar la pronta recuperación de las empresas. También es necesario apuntar que esta medida no tiene carácter retroactivo, es decir, no perjudicará a quienes estén cobrando una indemnización justificada por un despido anterior.

Facilitación del despido por causas económicas. Por la misma razón que se reducirán las indemnizaciones por despido improcedente también desaparecerán las provocadas por un despido de causas económicas. Esto significa que las empresas que aleguen una situación negativa y pérdidas económicas reales o previstas podrán recortar su plantilla sin verse obligados a pagar los 20 días por año trabajado que anteriormente se les exigía.

Fomento del empleo juvenil. Esta era una medida más esperada, al contrario que las dos anteriores. Se emplearán distintas estrategias, como la capitalización total de la prestación por desempleo en jóvenes autónomos o la ampliación de la edad para aceptar contratos de aprendizaje.

Colaboración entre las empresas de colocación de trabajadores. Otra medida innovadora y más interesante es la planeada colaboración entre las agencias de Trabajo Temporal (ETT) y los organismo públicos dedicados a la recolocación de trabajadores en paro. De esta forma se espera aumentar el escaso porcentaje de parados que el INEM conseguía colocar en nuevos puestos de trabajo, aproximadamente un 3%.

Lucha contra el fraude. Como todas las reformas laborales ésta intenta eliminar el absentismo y fraude, nada nuevo. No obstante si que presenta un fórmula nueva y que ya había sido comentada en el pasado. El Gobierno planea impulsar a los trabajadores en paro a realizar tareas de servicio público en beneficio de la comunidad. Mediante este método se establecerán los criterios con los que ajustar la prestación por desempleo, es decir, el salario será mayor o menor en función del servicio que se preste durante el periodo de paro.

Supresión de los privilegios en convenios y permisos para ERE. Esta medida les resta mucha importancia a los sindicatos y es una de las razones por las que éstos se han opuesto al plan de reforma. Se vetará la “ultraactividad” de los convenios colectivos, que permitía una prorrogación casi ilimitada de lo pactado en dichos acuerdos. Además se le da mayor relevancia a los convenios de empresa por encima de los  de nivel superior y se eliminará la autorización administrativa antes necesaria en casos de expediente de regulación de empleo (ERE).

Prohibido el encadenamiento de contratos temporales. Esta prohibición vuelve a aplicarse después de que el Gobierno socialista la retirara como medida temporal.

Sanciones en la indemnización de directivos bancarios. Los directivos que sean sancionados por una mala praxis de su labor en entidades bancarias serán apartados de su indemnización por despido.

Implantación de un contrato específico para emprendedores. Se creará un nuevo modelo de contrato indefinido especializado en jóvenes emprendedores y empresas pequeñas y de temprana fundación. Este contrato asegura un 25% de la prestación de paro que durante un tiempo el trabajador seguirá cobrando y el empleador podrá deducirse un 50% del coste empresarial.

Incentivos para la formación laboral. La reforma también incluye el derecho del trabajador que haya sido contratado con el modelo anteriormente citado a 20 horas de formación anuales que saldrán de los fondos de la empresa empleadora.


Me he rebanado los sesos este Domingo para poder ofrecer un análisis relativamente acertado de la reforma laboral propuesta por el ala económica del Gobierno. A pesar de mi ya remarcada hostilidad hacia los temas económicos entiendo que en este caso se vuelve necesaria una entrada en relación a un paquete de medidas tan polémico. La reforma es inminente y sus efectos, aunque a medio plazo, supondrán un batacazo contundente al panorama económico en España. El texto íntegro de la carta es cuanto menos soporífero, no obstante dejo el enlace por si alguien no se fía de mi análisis y tiene el valor suficiente de leerlo e interpretarlo de nuevo. Vía elPais.com:

Me niego a resumir todo el contenido del texto, de modo que, siguiendo el ejemplo de numerosos diarios digitales,  he comprendido las claves más destacadas en un sumario de tan sólo 10 puntos.  

  1. Reducción de la indemnización por despido improcedente.
  2. Facilitación del despido por causas económicas.
  3. Fomento del empleo juvenil.
  4. Colaboración entre las empresas de colocación de trabajadores.
  5. Lucha contra el fraude.
  6. Supresión de los privilegios en convenios y permisos para ERE.
  7. Prohibido el encadenamiento de contratos temporales.
  8. Sanciones en la indemnización de directivos bancarios.
  9. Implantación de un contrato específico para emprendedores.
  10. Incentivos para la formación laboral. 



Muy probablemente este pequeño resumen no pueda compararse a la complejidad de la reforma, muchos otros medios han realizado un examen más exhaustivo del texto. Sin embargo he tratado de extraer las ideas más representativas de la reforma y las que más impacto social van a tener en primer momento. Hay muchas más medidas que no suponen una gran innovación y que dependerán del uso que se les de en el futuro. A grandes rasgos y según la opinión de los expertos, esta reforma no supondrá un cambio positivo realmente apreciable. Al contrario, en algunos casos se afirma que estas medidas empeorarán la situación económica. Algunos periodistas se atreven a acusar la carta de fomentar el desempleo y de aportar soluciones a corto plazo, desoyendo las amenazas del futuro. Personalmente creo que la reforma tiene  pros y contras por igual, de modo que es difícil tacharla de buena o mala. De lo que si se le puede tildar es de acusadamente liberal, claro que esto era una característica predecible dada la inclinación política del Gobierno. Más allá de mis desacuerdos con ciertos puntos de la reforma, creo que se trata de unas medias realizadas apresuradamente y sin tener en cuenta la complejidad del problema que afrontamos. Probablemente esto es así debido a la presión que desde la cúpula europea está sufriendo el Ejecutivo español. 


Mañana publicaré un artículo para analizar de forma más pormenorizada cada punto de los diez citados anteriormente. 





Francotiradores. No puedo imaginar que un político, sea cual sea su condición, decida apostar francotiradores entre los edificios de una ciudad con la orden de disparar al menor indicio de sublevación. En ciudades como Homs, cuya calle principal ha sido apodada por sus habitantes como la Avenida de la Muerte, el gobierno sirio trata de ganar la guerra psicológica mediante el miedo que estos asesinos invisibles provocan en la población. Caminar por la calle con la sensación constante de encontrarte en el objetivo de un fusil, con la certeza de que en cualquier momento un hombre a cientos de metros puede volarte la cabeza, no concibo sensación más angustiosa. Y eso no es todo. Órdenes directas del alto mando sirio son las responsables de miles de muertes causadas por el fuego de mortero. Puedo llegar a comprender con infinita repulsión un bombardeo sobre una ciudad enemiga en caso de guerra abierta, incluso es posible que en el fragor del conflicto los soldados abran fuego contra los sublevados con la intención de hacerles retroceder. Pero la orden de bombardear con granadas de mortero a una concentración de civiles inocentes y pacíficos, dentro de las propias fronteras del país y sin existir siquiera una guerra civil explícita, es tan despreciable como carente de sentido. Matar a tu propio pueblo. No en defensa del gobierno, sino como represalia, conscientemente, en demostración de poder y ejemplo de castigo. Una acción así no solo es un acto atroz, es el punto y final de un régimen. Cuando el gobierno recurre a la violencia y a la muerte para mantenerse en el poder, es que ya lo ha perdido. Cada vez que Bashar Al Assad acribilla a un levantisco, cada vez que viola y mata a una mujer, cada niño que deja morir de hambre, no crea un muerto más que arrojar en la fosa, crea un mártir.  Mártires que serán los que caben la sepultura del dictador, personas que con crueldad fueron alejados de la vida siguen viviendo en la memoria de aquellos que lucharon por salvarlos, alimentando su odio, su rabia, su deseo indomable de venganza.


Llegados a este punto probablemente haya conseguido hacer hervir la ira de más de uno e incluso sentiréis un tenue deseo de venganza por una injusticia de la que no tenéis consciencia y que se produce a cientos de kilómetros. Pero no es sed de venganza lo que quiero estimular con este artículo, sino simplemente repulsión. Soy contrario a la violencia por naturaleza y creo sin duda alguna que hay valores mucho más importantes que la venganza. No coincido con aquellos que creen que la justicia consiste en el ojo por ojo, la muerte de un hombre no devolverá la vida a los 6.000 que la perdieron por sus actos. Durante mucho tiempo la revuelta siria se caracterizó por una actitud absolutamente pacífica y bienintencionada, en contraste con la cruel violencia que desde el principio las autoridades utilizaron en su contra. Por desgracia resulta complicado mostrarse pacífico cuando tus seres queridos corren el riesgo de ser despedazados por la explosión de un mortero. No se puede calificar de revolución lo que los rebeldes sirios están realizando, porque en realidad no es más que una defensa desesperada contra las fuerzas armadas de un régimen que parece tratar de erradicarlos más que de acallarlos. Pero a fuerza de sufrimiento la guerra se hace cada vez más real y llegará el momento en que el pueblo sirio se hará fuerte frente a su opresor. Y entonces el baño de sangre se multiplicará.

El reportero Abu Salah recoge el cuerpo inerte de una niña despedazada. 

La ciudad rebelde de Homs, derruida y acribillada mor la metralla.

(Imagen de Periodismo Humano)


Hacerles callar fue la prioridad del gobierno, al igual que en el resto de países que vivieron la Primavera Árabe, nada más empezar las protestas. Era necesario suprimir al mínimo posible la comunicación entre los ciudadanos y aún más que la información superase las fronteras de Siria. Al igual que en Egipto, la ley siria contempla una cláusula especial para casos de emergencia en la que se permite explícitamente la detención y el ajusticiamiento sin proceso de periodistas y divulgadores en general. Esto se traduce en la muerte de dos reporteros internacionales, la de tantos otros periodistas sirios y el encarcelamiento de infinidad de personas acusadas de decir la verdad. Pero actualmente frenar el flujo de la información es una tarea tan titánica que ni el gobierno sirio ni todos sus coetáneos árabes podrían conseguir realmente. El régimen de Al Assad trató de cerrar en primer momento toda conexión a Internet, no surtió el efecto que esperaban puesto que miles de usuarios consiguieron publicar videos, imágenes y escritos mediante sus contactos en el exterior. Como respuesta el gobierno decidió abrir la puerta a páginas como Twitter o Facebook, pero esgrimiendo una terrible censura sobre la libertad de expresión. Por estos medios no saldrá ningún comentario que el gobierno no quiera oír. Para el resto del mundo también resulta difícil encontrar información fiable sobre lo que realmente ocurre dentro del país. Por un lado, la versión oficial asegura que la gran mayoría de las víctimas se encuentra en el bando de Al Assad y que la cifra de muertes no es tan exagerada como otros medios tratan de hacernos creer. Contrariando a estas afirmaciones tenemos a decenas de reporteros occidentales que se juegan la vida cartografiando punto por punto el conflicto y que aseguran que los muertos ascienden a más de 6.000 y que la nación se ha convertido en un infierno insufrible para los que se oponen al régimen. Nuestros periodistas se ven obligados a pasar las fronteras ocultos y permanecer alejados de las autoridades en todo momento, en caso de caer en manos de la policía su mejor opción de futuro podría ser una larga temporada en un calabozo. La otra opción es mejor no mencionarla.



La frontera con Akkar, región de Líbano fronteriza con Siria, se satura de refugiados que tratan desesperadamente de abandonar su tierra natal porque temen que se convierta en su tumba prematura. Cientos de inmigrantes cruzan la frontera con la esperanza de ser bien recibidos en el país vecino. Muchos de ellos no se registran porque temen ser expulsados por las autoridades libanesas, que no dan abasto para atender a tal cantidad de personas. El ejército libanés se ha desplegado en esta región para tratar de frenar, o al menos desviar, una marea de personas que amenaza con colapsar todos los hospitales y servicios locales. La frontera con Akkar se encuentra a unos 30 kilómetros de la ciudad de Homs, esto la convierte en el destino por antonomasia de todos los refugiados sirios. Sin embargo, esos 30 kilómetros se convierten en casi 100 ya que es imposible cruzar la frontera por los pasos habituales. Tanto en uno como en otro lado del límite se estacionan controles que o bien te retienen en el país o te mandan de vuelta, si bien las autoridades libanesas tratan de dar auxilio médico antes de repatriar a los pobres infelices.

  “Recuerdo poco, sólo que me cerraron la herida en una casa particular y me metieron en un coche. Luego fuimos en moto. Un trayecto que suele hacerse en 10 minutos nos llevó dos horas y media”.
Abu Mohamed, 29 años, Homs


Rusia y China se niegan a intervenir militarmente en el conflicto sirio, alegando que son los propios sirios los que tienen que optar por una resolución pacífica. Ambos países impusieron su derecho a veto en el Consejo de Seguridad que las Organización de Naciones Unidas protagonizó el pasado 5 de Febrero, sobre el tema de siria. Su decisión provocó una ola de adjetivos despectivos por parte del resto de países que sí votaron a favor de la resolución propuesta. Según el embajador ruso, Vitali Churkin, la decisión se debe a que su país no está dispuesto a firmar el plan de paz de la Liga Árabe puesto que éste supone la destitución inmediata de Bashar Al Assad como presidente de Siria. Rusia tiene intereses estratégicos y económicos en Siria y es obvio que le beneficia un solo dictador amistoso que una complejo, impredecible y cambiante gobierno democrático. Los intereses de China son puramente comerciales pero en el caso del país asiático esto no supuso una novedad para los miembros de la ONU, apenas existen casos en los que China haya aprobado algo que no repercuta beneficiosamente en su economía. El veto de Rusia ha despertado una frustración mucho mayor puesto que, además de proporcionarles a Al Assad la posibilidad de continuar sus crímenes, está intentando darle amparo diplomático a la criminalidad del tirano. Estados Unidos expresó sin tapujos que está “asqueado” por la decisión de ambos países, la Unión Europea califica la votación de “vergonzosa”, “inaceptable” y “cómplice” e incluso el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró decepcionado con el camino por el que las dos naciones habían optado. Es difícil para países como Rusia o China, que actualmente se encuentran en un desarrollo económico increíblemente acelerado, tomar decisión que puedan resultar nocivas para sus intereses o su futuro, intentan hacerse un hueco en el concierto global de los mercados.

"Apoyamos toda iniciativa tendente a crear las condiciones para un diálogo entre los sirios. Es lo que debe hacer la comunidad internacional, ya sea el mundo árabe, Europa, Estados Unidos y otras regiones del mundo"
Sergei Lavrov, canciller ruso.



La situación en Siria parece precipitarse por momentos al conflicto armado. Quizá las tropas de Al Assad consigan mermar de tal forma las fuerzas rebeldes que la insurrección violenta se convierta en una acción inviable. Creo que se hace cada vez más necesaria una intervención militar de la Liga Árabe en conjunto con Naciones Unidas. Sin embargo mientras no haya consenso entre todos sus miembros esta opción queda descartada. Al fin y al caco combatir la guerra con más guerra no es más que una solución a corto plazo. Aunque Bashar Al Assad logre imponer de nuevo su mandato, lo cierto es que su tiranía ya terminó. Más tarde o más temprano el régimen caerá, ya sea por las fuerzas aunadas de su propio pueblo o por la indignación que el resto de naciones siente hacia los crímenes del tirano. Y entonces se sumará a la lista de países que lograron imponer la democracia en primavera. 


"Egyptian & Syrian Giant flags join in Tahrir" Kalnaga

El sistema electivo del secretario general del PSOE es, cuanto menos, extraño. Anticuado e incluso injusto en algunos casos. Casi parece un guiño al también anticuado e injusto, aunque por desgracia no tan extraño, sistema electoral español. Aunque a efectos prácticos sean los militantes del PSOE quienes eligen al secretario en realidad esto no es exactamente así. Lo que eligen los militantes de cada agrupación son unos representantes, escogidos en asamblea, de los cuales serán designados unos cuantos delegados encargados de emitir el voto a un candidato o a otro, se supone en función de los intereses de los militantes. Tan solo 956 delegados en toda España representaran la elección de más de 200.000 militantes socialistas.

Entre estas 956 personas se decidirá el futuro del partido, aunque perdonadme si pienso que entre las dos opciones existentes sería indiferente elegir una u otra, el resultado apenas varía. Aunque así sea, todo apunta a que en poco tiempo tendremos una oposición socialista bajo el mando de Carme Chacón. Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque no puedo evitar verle como un buen político, no ha sabido elegir el momento oportuno para nada y sigue teniendo esa falta de liderazgo en su personalidad que parece condenarle a no alcanzar nunca el poder ejecutivo. Chacón cuenta con un apoyo incondicional en Cataluña, como por desgracia era de esperar, y se ha hecho fuerte en tantas otras comunidades. Según las estadísticas la exministra aventaja a su contrario por aproximadamente 50 delegados, aunque en un sistema de elección tan ambiguo es bien posible que esta diferencia se recorte mucho más de lo esperado. 


Paulo Coelho tiene una historia abrupta, que representa en si misma el espíritu de la rebeldía y la determinación.  Es de los pocos personajes hacia las que guardo algún indicio de admiración tanto por su trabajo como por su persona. Y su apoyo incondicional a la piratería no hace sino reforzar esta admiración. Los episodios protagonizados por el escritor brasileño en defensa de la piratería son ya legendarios.  Varias veces ha ofrecido sus libros en Internet gratuitamente como símbolo para manifestar este apoyo a la libre difusión de la cultura, demostrando que sus ventas se incrementan cuando ofrece su obra en la red. No me pasa desapercibido que este incremento de las ventas se produjo, muy probablemente,  por la publicidad gratuita que le proporcionó su iniciativa que por el hecho de regalar sus libros. Aunque no por ello deja de ser un símbolo.



Aun más simbólico si cabe es el apoyo y la afiliación del autor a la famosa página de intercambio de archivos The Pirate Bay.  Coelho hizo pública su alianza con esta organización con el fin de impulsar su causa y su proyecto de promoción de artistas libres, The Promo Bay. Pero con ello se ha ganado el título de “capitán pirata”, honor más que merecido por ser uno de los pocos autores reconocidos que no tienen miedo de expresar con sus actos que trabajan por vocación y no por beneficio.




“El buen contenido no necesita defensa.”
Paulo Coelho

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