
Hace unos días la madre de uno de los principales imputados del caso de Marta del Castillo, conocido como "el Cuco", se personó en el plató del programa La Noria, de Telecinco. Había sido invitada para una entrevista, sin duda los organizadores del programa tendrían prevista la polémica que tal invitación generaría, lo que probablemente no esperasen es que no serían capaces de aprovecharla a su favor. La más que tachable falta de valores de la cadena desencadenó en Internet un efecto devastador para la misma, cientos de personas expresaron en Twitter y otros espacios web su indignación hacia ese programa en específico. Lo realmente interesante, y beneficioso para la televisión española, vino con la propuesta del blogger Pablo Herreras de boicotear las marcas comerciales que patrocinaban el programa. Tan pronto como su blog (Comunicación se llama el juego) prendió la mecha de las redes sociales, las marcas se asustaron y comenzaron a retirar su patrocinio al programa e incluso a la cadena. La Noria sigue adelante sin ningún patrocinador, algo que no había ocurrido nunca antes en la historia de la televisión privada, sin embargo ya corren rumores de una posible cancelación del programa por parte de Telecinco, al fin y al cabo resulta imposible mantener un programa que no produce beneficios. Su presentador y personaje principal, Jordi González, se ha visto obligado a abandonar su cuenta de Twitter por las innumerables y continuas críticas del resto de usuarios. Además de todos los problemas que el boicot twittero ha causado a la cadena, ahora Telecinco tendrá que hacer frente a la investigación de un tribunal que exige saber cuánto dinero recibió la madre de "el Cuco" por su intervención en el programa.
Francamente lo que pase con La Noria me es indiferente, no me parece un programa de mucho interés, más bien es una combinación extraña entre prensa rosa y periodismo de investigación que no me gusta en absoluto. Pero me interesa bastante que Telecinco pierda poder, me manifiesto totalmente en contra de esta y otras cadenas de televisión que, a mi modo de ver, no sirven más que para distraer a la población. Tele-basura en sus programas, prensa rosa en lo que ellos llaman "periodismo" y catastrofismo en sus telediarios. En combinación es un cóctel perfecto que siembra la angustia en las personas para después arroparlas en un cómodo manto de banalidades y distracciones, que aportan bien poco a la cultura televisiva.
Si de mí dependiese borraría esta clase de televisión en nuestro país, pero como no depende de mí, lo mejor que puedo hacer es no marcar nunca el 5 de mi mando a distancia.
Fue en el siglo XIX, en el crepúsculo de la Revolución
Industrial, cuando el gobierno inglés decretó por primera vez que el Estado
debía hacerse cargo de la educación de sus ciudadanos. Hasta entonces la
educación había ido de la mano de la Iglesia u otras instituciones religiosas,
a lo sumo eran las familias quienes contrataban a un maestro particular para
sus hijos, pero a partir de este momento la formación de la juventud se ha
convertido en uno de los pilares de toda nación que se precie. La educación
pública es, a mi modo de ver, el mayor beneficio que las personas podemos
recibir al formar parte de un Estado, tan solo equiparable a la sanidad, sin
embargo es también uno de los sistemas más anticuados del organismo nacional.
El sistema educativo convencional se forjó en la era industrial, como una
medida de los gobiernos para formar a sus futuros obreros y estimular su
productividad, aunque más tarde se convertiría en uno de los derechos
fundamentales del ser humano. Desde su nacimiento, el sistema educativo no ha
sufrido apenas variaciones de importancia y hoy en día conserva en gran parte
su esquema básico de memorización y obtención de resultados a corto plazo. Es
innegable que los resultados académicos han sufrido una bajada espectacular en
las últimas décadas, apenas se salvan diez países que han sabido adaptar sus
respectivos sistemas, y la causa es más que evidente, ya no estamos en el siglo
XIX, aunque cueste creerlo. Todo ha
cambiado, y recalco mi énfasis en la palabra todo. No me refiero tan solo a las cadenas de montaje o la
posibilidad de que un francés y un vietnamita intercambien fotos de sus
respectivas vacaciones a miles de kilómetros de distancia. No, ha cambiado
nuestra forma de procesar lo que vemos, lo que leemos y lo que escuchamos, ha
cambiado nuestro cerebro. Pero desgraciadamente a los jóvenes de hoy, entre los
que me incluyo, nos siguen metiendo la
información con pergaminos cuando nosotros lo que tenemos son puertos USB.


“Si conseguimos tener unos hijos, cuantos sean, que se sientan libres, que estén bien en casa y que tengan una buena formación. Ya está. Eso es todo.”Leopoldo Abadías

“En un sistema realmente justo, los alumnos con desventajas tendrían a los mejores profesores y las mejores escuelas.”Howard Gardner
El sistema educativo está mal planteado. Y en esto no tengo ni la
más mínima duda, es algo muy cercano a mí y tras 13 años siendo educado por
este sistema estoy convencido de que no han sabido gestionar mis aptitudes ni
las de muchos de mis compañeros. Durante mi propio proceso académico he visto
como las personas con talentos destacables se diluían poco a poco en una marea
de alumnos planos y cuya única diferencia eran sus resultados, es decir,
suspensos o aprobados. Tan solo un puñado de profesores intentaba tocar la
fibra de sus alumnos y encontrar que es lo que les apasionaba realmente. Apenas
tres o cuatro de los docentes a cuyas clases he asistido tenían la seguridad
suficiente para dar las clases sin un pesado e insuficiente libro de texto. Y
ninguno de los centros que conozco tiene un programa que realmente incentive a
sus usuarios a desarrollar sus habilidades, a no ser que sean los propios
padres quienes apunten a su hijo a algún deporte o a clases de flauta
travesera. Esto sin mencionar la enorme afición de los padres con encontrar un
trabajo extraescolar a sus hijos, a lo que no me opongo en absoluto, siempre y
cuando se trate de una actividad con la que el niño o niña disfrute y para la
que tenga verdaderas aptitudes.
No se trata solo de la organización
de las clases, que busca aplanar a todos los alumnos en un intento de alcanzar
ese utópico sueño de igualdad que los niños no comprenden. Además se buscan
cánones y medidas con las que calificar al alumnado, lo cual es totalmente
comprensible y necesario, pero esos cánones son inválidos, anticuados. La
famosa prueba del Cociente Intelectual está muy bien, si lo que quieres es
desmotivar a cientos de niños aparentemente listos a los que, ante la
incomprensión de padres y profesores, los resultados de los testes les cuelgan
una etiqueta con algún eufemismo de “tonto”. La inteligencia no puede ser
medida en base a un simple test, es infinitamente más complejo que eso,
realmente no sabemos medirla y estamos poniendo en peligro el talento de miles
de jóvenes por nuestra ignorancia. Hace poco menos de un año escuché al
psicólogo estadounidense Ken Robinson hablar sobre el anacronismo del sistema
educativo, en la entrevista escuché una ingeniosa frase del pedagogo que se
quedó grabada en mi memoria, reforzada muy probablemente por la desconfianza
que ya entonces me generaban los test del CI.
“En realidad, un test de inteligencia solamente sirve para medir la capacidad de hacer test de inteligencia.”
Ken Robinson
Realmente tengo la fuerte
convicción de que toda la civilización como la conocemos gira entorno a la
educación. Existen cientos de teorías de cómo la economía mueve el mundo, la
religión cambia nuestra mentalidad o la política toma las decisiones que varían
el curso de la historia… pero yo creo que lo que realmente condiciona la
sociedad, lo que realmente dibuja nuestro futuro, es la educación que reciben
los niños. Al igual que durante la infancia se forja la personalidad de las
personas, también creo que en las primeras etapas de una generación es cuando se
forma su carácter, sus ideas y su determinación. Tengo absolutamente claro que
la educación pública debe ser la máxima prioridad de cualquier gobierno, por
encima de la economía, la sanidad o la propia sociedad. La educación es una
inversión a largo plazo que asegura el futuro de una nación y la inteligencia
de sus habitantes. Y es que todos los problemas que hoy se nos plantean,
provienen de un quiste social sin solventar, que a su vez proviene de un atasco
en la educación. Si sabemos enseñar a las futuras generaciones, no solo
conocimientos, sino valores e ideales comunes entre todos nosotros, y si
exprimimos su capacidad y su talento para que cada cual desarrolle sus
habilidades de la mejor forma posible… creo que cambiaremos el mundo y creo que
es la única forma posible de hacerlo de verdad.

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Primer ministro griego, Yorgos Papandreu |
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