Hace unos días la madre de uno de los principales imputados del caso de Marta del Castillo, conocido como "el Cuco", se personó en el plató del programa La Noria, de Telecinco. Había sido invitada para una entrevista, sin duda los organizadores del programa tendrían prevista la polémica que tal invitación generaría, lo que probablemente no esperasen es que no serían capaces de aprovecharla a su favor. La más que tachable falta de valores de la cadena desencadenó en Internet un efecto devastador para la misma, cientos de personas expresaron en Twitter y otros espacios web su indignación hacia ese programa en específico. Lo realmente interesante, y beneficioso para la televisión española, vino con la propuesta del blogger Pablo Herreras de boicotear las marcas comerciales que patrocinaban el programa. Tan pronto como su blog (Comunicación se llama el juego) prendió la mecha de las redes sociales, las marcas se asustaron y comenzaron a retirar su patrocinio al programa e incluso a la cadena. La Noria sigue adelante sin ningún patrocinador, algo que no había ocurrido nunca antes en la historia de la televisión privada, sin embargo ya corren rumores de una posible cancelación del programa por parte de Telecinco, al fin y al cabo resulta imposible mantener un programa que no produce beneficios. Su presentador y personaje principal, Jordi González, se ha visto obligado a abandonar su cuenta de Twitter por las innumerables y continuas críticas del resto de usuarios. Además de todos los problemas que el boicot twittero ha causado a la cadena, ahora Telecinco tendrá que hacer frente a la investigación de un tribunal que exige saber cuánto dinero recibió la madre de "el Cuco" por su intervención en el programa.
Francamente lo que pase con La Noria me es indiferente, no me parece un programa de mucho interés, más bien es una combinación extraña entre prensa rosa y periodismo de investigación que no me gusta en absoluto. Pero me interesa bastante que Telecinco pierda poder, me manifiesto totalmente en contra de esta y otras cadenas de televisión que, a mi modo de ver, no sirven más que para distraer a la población. Tele-basura en sus programas, prensa rosa en lo que ellos llaman "periodismo" y catastrofismo en sus telediarios. En combinación es un cóctel perfecto que siembra la angustia en las personas para después arroparlas en un cómodo manto de banalidades y distracciones, que aportan bien poco a la cultura televisiva. 
Si de mí dependiese borraría esta clase de televisión en nuestro país, pero como no depende de mí, lo mejor que puedo hacer es no marcar nunca el 5 de mi mando a distancia.


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