Las portadas de los periódicos
son unísonas. El resultado de las urnas griegas da un respiro a una Europa que
contenía el aliento ante la posibilidad de una fragmentación de los países
miembros. Acojonados estaban todos, bueno, estábamos. El partido conservador
Nueva Democracia, bonito nombre, ha obtenido 129 diputados de los 150
necesarios para hacerse con la mayoría absoluta. Los radicales izquierdistas de
SYRIZA consiguieron 71 diputados y los socialistas de PASOK 33. Los
conservadores se verán obligados a aliarse con los socialistas para conseguir
así la mayoría, pero éstos, contra todo pronóstico, nos sorprenden exigiendo
que la izquierda radical entre también en la coalición. De esta forma se
crearía un enorme y controvertido gobierno que difícilmente iba a conseguir
cumplir las expectativas de Europa.
A las 9 de la noche de ayer el
presidente del PASOK, Evangelos Venizelos, anunciaba esta insólita decisión. A
primera vista parece que los socialistas no quieran entrar a formar parte de un
gobierno puramente de derechas, sin duda preferirían encontrar un apoyo directo
en sus compañeros más radicales. Sin embargo, Venizelos tiene claro que su
exigencia es simplemente imposible, ni Nueva Democracia ni SYRIZA aceptarán tal
proposición. ¿Por qué entonces se molesta Venizelos en marear más aún a la
pobre perdiz? Porque está acorralado. O eso creo yo. El PASOK griego se verá
inevitablemente obligado a aceptar la coalición con el partido conservador, lo
que los pondrá mano a mano en el gobierno del país. Pero ese destino, aunque
resulte sorprendente, no agrada mucho a los socialistas. Mientras SYRIZA se
acomoda en la oposición, la coalición de Nueva Democracia y PASOK serán los
responsables, a ojos de los votantes, de todas las medidas de austeridad que
inevitablemente tendrán que imponer a la población si, como prometieron,
pretenden cumplir con el plan europeo. Con el tiempo el gobierno de coalición
se ira desgastando y quemando como les ha ocurrido a sus predecesores y a todos
los gobiernos que han vivido durante este tiempo de crisis. Y al mismo tiempo
SYRIZA se ira nutriendo de todos los votantes que, asqueados por las decisiones
de su gobierno marioneta, acabarán uniéndose a ideologías más radicales. La
historia siempre se repite.
Es natural que Venizelos le ponga
pegas a su futura alianza, de igual modo es natural que SYRIZA no se derrumbe
por no haber ganado esta vez. Personalmente, prefiero que Grecia continúe con
su politiqueo partidista y que el grueso de los votos vaya rebotando de
izquierda a derecha. Principalmente porque la alternativa se llama Amanecer
Dorado y en un país tan joven como Grecia estos radicales, extremistas,
fundamentalistas e hijos de sus respectivas progenitoras representan una
amenaza mucho más notoria que en otros países de la UE.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario