150 millones de usuarios registrados en una organización, en principio portavoz de la libertad  en la red, han producido una cifra aproximada de 175 millones de dólares. ¿Sorprendente? Urdangarín es un aficionado en comparación de nuestro amigo, y hasta hace poco desconocido, el fundador de Megaupload, Kim Schmitz  “Dotcom”.  La investigación fue llevada a cabo por los agentes del Centro de Coordinación Nacional para la Protección de la Propiedad Intelectual del FBI y es digna de una novela de Arthur Conan Doyle. El FBI descubrió en Diciembre de 2009 que Megaupload ofrecía suculentas cantidades dinero a los usuarios Premium que consiguiesen subir a sus servidores las obras más populares y novedosas del momento. Películas que todavía no habían visto las salas de cine, canciones que aún estaban en proceso de marketing e incluso los guiones de algunas novelas inéditas. A partir de esta hebra de información los agentes investigaron en secreto las comunicaciones entre los directivos y los usuarios. Recabaron datos sobre varias personas que se ganaban un sueldo extra consiguiendo material exclusivo con el que hacer aún más atractivos los archivos de Megaupload. Mediante una investigación pormenorizada se registraron todos los servidores de la página con el fin encontrar el material pirateado. El FBI contó con la ayuda de ciertas empresas del entretenimiento que estuvieron encantadas de colaborar para ver caer al gigante de la piratería. Aunque la cúpula directiva de Megaupload fue avisada hace relativamente poco de que estaba siendo investigada, no se registraron cambios en la actitud de la empresa que continuó pirateando archivos ilícitos a sabiendas de que estaban bajo vigilancia. Con este historial era inevitable que el pasado 19 de Enero se produjera la detención de los directivos de la empresa Megaupload y por ende el cierre de la página y de todos sus dominios.

Lo más polémico del cierre de Megaupload es que se produce al mismo tiempo que se presentan los dos proyectos de ley antipiratería SOPA y PIPA, que han causado una conmoción sin precedentes en la red. Muchos usuarios han relacionado el cierre de esta fraudulenta empresa con la amenaza de censura que la ley SOPA representa. Bajo mi punto de vista no existe ninguna relación, aunque es muy probable que la industria cultural haya montado una fiesta épica para celebrar la desaparición de su acérrimo enemigo. Realmente el cierre de Megaupload no representa en absoluto una victoria para las productoras, casi al contrario, destruido el monopolio de Internet  serán cientos las empresas de gestión de descargas que se lancen a la conquista del gran espacio vacío que ha dejado Megaupload. Quizá incluso vuelva a ponerse de moda el sistema de descargas P2P que, aunque algo más lento, deja fuera de juego las acusaciones contra la piratería. A mi entender, la desaparición de esta empresa, aunque incómoda, es un beneficio enorme para los que nos consideramos defensores de la neutralidad de la red. Megaupload, aun cuando no se sabía nada de sus operaciones fraudulentas, era una mancha en la imagen de la comunidad de usuarios. El ejemplo de cómo enriquecerse copiando y distribuyendo obras ilícitas, lo que hacían no era compartir, robaban y vendían a diestro y siniestro. 

Mensaje del FBI sobre el cierre del dominio Megaupload 

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