Personalmente la asignatura de
Educación para la Ciudadanía me parecía una de tantas sandeces que el gobierno
de Zapatero llevó a cabo durante sus legislaturas. En gran parte debido a que
el profesor que me impartió esta materia tenía tan poca fe en su eficacia como
yo la tengo en el sistema para el que trabaja. Simplemente se sumaba a la lista
de asignaturas inútiles que parecían aumentar con cada año: Música, Arte, Religión…
No me malinterpretéis. Todas estas asignaturas son tremendamente útiles a la
hora de potenciar la creatividad o el desarrollo intelectual de un niño, pero disculpadme
si pienso que cuando cumpla 18 años no recordará las escalas musicales ni el
esquema cromático. Cualquier asignatura es bien recibida, al fin y al cabo son
conocimientos que, a fuerza de repetición, acabarán grabándose en la mente del
alumno. Pero una materia como Educación para la Ciudadanía no resulta muy
eficaz cuando que la mitad de los profesores se la toman a risa y el resto no
saben ni por donde empezar a explicarla. No basta con poner asignaturas y
establecer los contenidos, hay que replanteárselo todo varias veces.
La misma opinión guardo para la “sustituta”
de Educación para la Ciudadanía, con un nombre mucho más estético y
prácticamente sinónimo, estoy seguro de que alcanzará los objetivos educativos
que su antecesora socialista dejó en agua de borrajas. Educación Cívica y
Constitucional, dejando de lado el detalle de que la primera parte del nombre
es básicamente lo mismo que había antes, lo primero que me llama la atención es
el matiz de “Constitucional”, sobre todo porque ese adjetivo suena escalofriantemente
doctrinal. No obstante los impulsores de esta reforma afirman que su intención
es diametralmente opuesta. Según las palabras del titular del Ministerio de
Educación, José Ignacio Wert, todo el temario estará exento de cualquier tipo
de adoctrinamiento ideológico. Algo que no cuadra mucho en el marco del Partido
Popular, pero que estoy seguro será cierto. En la misma comparecencia el
titular del departamento asegura que la asignatura estará absolutamente “libre
de cuestiones controvertidas”. Y eso es lo que más me chirría. ¿Cómo una
materia que trata de educar a los jóvenes para ser ciudadanos política y
socialmente activos va a dejar intactos temas como el aborto o la religión? ¿Simplemente
evitará los temas tabú? En tal caso por supuesto que no existe adoctrinamiento
alguno, pero tampoco educación real.
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2 comentarios:
Estoy de acuerdo en que antes que poner asignaturas y contenidos que suenen acordes con la asignatura, hay que replanteárselo todo. Pero creo que es verdaderamente importante que se enseñe a las futuras generaciones, a debatir y no a gritar o monologar (véase la TV actual), a participar en la sociedad más allá de votar(para los hijos de inmigrantes que al no ser españoles, no podrán votar) a conocer las herramientas administrativas comunes para hacer un reclamo o enviar una carta a cualquier organismo oficial y así al menos, aquello que sea "una cuestión controvertida" para el colegio será un aliciente para los adolescentes a buscar respuestas, lejos de la familia o cualquier otra institución educadora y saber interpretarlas por sí solos. No hay mejor maestro que la propia vida y la educación debería darnos "herramientas" para poder aprender de ella, antes que lecciones bien aprendidas u obteniendo buenos promedios generales, que en mi caso, siguen sirviendo para nada (hablando sobre el mundo laboral o profesional). Saludos Blennder... sigo adicta a tu blog ;)
Te dejo por si te interesa un enlace a una entrada similar en la que me explayo un poco más:
http://nukemblog.blogspot.com/2011/11/fue-en-el-siglo-xix-en-el-crepusculo-de.html
Muchas gracias :) De todos los adjetivos que podías usar "adictivo" es el que mas me enorgullece jaja un saludo!
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