La noche del 20 de Noviembre fue, sin duda, demasiado azul para los ojos de cientos de socialistas. Ojos que contemplaron la debacle de su partido con la impotencia de quien se sabe incapaz de regresar al pasado. Indiferentemente de cómo asimilaran la derrota los corazoncitos socialistas me parece que sus propietarios ya se han tomado las semanas de cortesía necesarias para que comience el “reinicio” del partido. Partiendo de la premisa de que este reinicio se tiene que dar les guste o no. Con la masacre de votos que sufrieron en las pasadas elecciones parece obvio, al menos para el resto de España, que el PSOE necesita un cambio de rumbo. Más exactamente lo que necesita es acercarse a su rumbo anterior, que no era el más acertado ni mucho menos pero al menos merecía ser calificado de socialista.

Pero a pesar de esta evidencia, han pasado semanas y ni una sola idea ha escapado de los círculos del PSOE. Nada que induzca a pensar que los socialistas se proponen restructurar su organización. Peor si cabe, los cambios, que aunque no manifestados pueden ser previstos, no tienen ni de lejos un carácter mínimamente renovador. La sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero es aún incierta, pero los candidatos más posibles no representan un cambio de ningún tipo. El liderazgo de Rubalcaba o Chacón sería el equivalente de ponerle una careta a Zapatero y dejarle en su puesto. Quizá la opción de José Bono sea la más conveniente en estos momentos. El expresidente del Congreso apenas se ha pronunciado sobre este tema y si tiene alguna pretensión al puesto, no la ha manifestado. Sin embargo es obvio que la idea ya ha cruzado su mente y espera “agazapado” el momento oportuno para desvelar sus intenciones. De ser así no se encontraría con un camino de rosas, más bien emprendería una misión prácticamente imposible hacia un objetivo lejano y no muy rentable.
 
De todas formas, no creo que Bono sea la mejor opción para el partido, pero considero que es la única posibilidad de que entre algo de aire fresco en la mazmorra en la que se ha convertido el PSOE. En realidad, hay varias personas que realmente supondrían un cambio radical y positivo para el socialismo español. Personas que se han apartado de la política, asqueadas por el panorama de los partidos en los que antes confiaban.

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